Josep M. Artells - Liga, fichajes y elecciones

El barcelonismo está tan concentrado en el partido que va a dar la Liga de los 99 puntos y en que reaparezca Iniesta para corearle que apenas atiende el ruido ambiental electoral. El Barça de Pep está a punto de lograr una auténtica machada si certifica la temporada en blanco del Real Madrid y la defunción de su enésimo proyecto e intuye que con las nuevas incorporaciones -Cesc Fàbregas y Villa- la plantilla será mucho más completa -más competitiva lo dirá el tiempo- que la de este curso. Lo que en otros años sería tildado por algún ocioso directivo de desestabilización de los medios, en éste el propio Laporta es el que va dando novedades y anunciando bombas de las nuevas operaciones.

Ayer, a escasas horas de que Rosell rompiera un respetuoso silencio de cinco años, el todavía presidente saltó para denunciar ciertas interferencias por parte de algún precandidato -en alusión a Rosell- que podían perjudicar algún fichaje. Primero fue la insidia sin pruebas de las comisiones del Chelsea y ahora que se le torpedean los fichajes. Rosell habla pausado como un presidente y Laporta como en sus momentos más estelares en la oposición. A Laporta, su ex vice le pone y busca el cuerpo a cuerpo tanto tiempo esperado, de modo que suplanta a los verdaderos precandidatos con un mensaje belicoso que a nadie interesa. Rosell estuvo impecable, según los que le escucharon, y regalando 'fair play' hacia su antiguo compañero. Corría la especie hace un tiempo de que el barcelonismo le debía una presidencia a Sandro. Se equivocaría mucho si piensa que esto está ganado