JM Artells -Campaña deplorable

El Barça de Guardiola no falló cuando le tocó demostrar su madurez en los momentos más delicados de la temporada. Tampoco el socio y aficionado, que enarboló la bandera blaugrana sin que nadie tuviera que decírselo, como en la exhibición de fidelidad ante el Inter de Mourinho o abarrotando el Camp Nou en el 'sprint' final de la temporada. Suyo es parte del mérito de esta gran temporada. Una muestra de 'seny' y responsabilidad, en definitiva, que no está teniendo continuidad entre algunos precandidatos en unas elecciones que ya son las más bochornosas de los últimos tiempos. Unos y otros, precandidatos, jefes de campaña, asesores y el propio Laporta ignoran que el ruido mediático, los 'dossiers', las descalificaciones, las denuncias y tanto odio acumulado no interesan al barcelonismo, que pasará factura al final a tanta exhibición de bajeza.

Estas elecciones empezaron con propuestas interesantes. Las Masias globales de Ingla son una buena cosa para el socio curioso, más que la metralla sin balas contra Rosell. Ferrer abandera la moderación y el diálogo civilizado hasta que le cubre la incontinencia volcánica de Laporta y su inquina ciega hacia Rosell, compartida también hacia los 'conspiradores' que le abandonaron, Soriano, Vicens e Ingla. El presidente hace de precandidato, presidente y opositor, todo antes que ser neutral. Y Rosell, por su parte, quizá hubiera reconsiderado no poner la denuncia si hubiera dejado de estar en la diana. El socio observa con discreción, toma nota y el día 13 pondrá a cada uno en su sitio.