Carlos Muñiz
Martínez Manuera, el árbitro del
Celta-Real Madrid que anoche se disputó en
Balaídos, perjudicó de forma clara al Real Madrid con una decisión que los interesados en ensuciar la brillante trayectoria del equipo blanco en LaLiga prefieren callar. El
Celta debió salir a jugar la segunda con 9 jugadores.
El colegiado enseñó la tarjeta amarilla a
Iago Aspas por protestar en el minuto 38 y la segunda amarilla la vio en el 62 por simular un penalti. Sin embargo, ni
Iago Aspas ni su compañero
Tuco Hernández debieron salir a jugar en la segunda parte, dado que insultaron al árbitro en la cara en el túnel de vestuarios, y en presencia de testigos, pero el colegiado se asustó y prefirió pasar por alto el incidente para evitar que los ánimos se caldearan más de lo que ya estaban en la grada de Balaídos.
A Iago Aspas le regalaron 17 minutos
Según las versiones de varias de las personas presentes en la zona de vestuarios, entre ellas
Mónica Marchante de Movistar +, tanto
Iago Aspas como el
Turu Hernández fueron a buscar al árbitro en el túnel de vestuario tras finalizar la primera mitad para insultarle por lo que ellos entendían que era el penalti que no había pitada en la jugada de
Varane, que pudo apreciarse que fue fuera del área. Según la versión de
Mónica Marchante en la Cope, ambos jugadores le llamaron "cagón". Y
Martínez Manuera ni sancionó ese menosprecio al árbitro ni hizo constar en acta los insultos.
Lo que en realidad hizo fue regalar a
Iago Aspas 17 minutos de juego porque aunque lo expulsó en el minuto 62, debió haberlo hecho en el 45.