Mientras Pep Guardiola se ha ganado la admiración del mundo entero por su fair play, su manera de ser, sus valores, el juego exquisito y deportivo de su equipo y los títulos importantes que ha cosechado durante 2011 (Liga, Champions, Supercopa de España y Supercopa de Europa...de momento), José Mourinho sólo puede oponer a todo eso un pobre título de Copa y sus malas artes, esa filosofía del fútbol que incita a sus jugadores a recurrir a la violencia, ese estilo de ver la vida basado en la crispación, el odio y la provocación y, como colofón, esa manera de intentar ganar los partidos recurriendo a la violencia y agrediendo por la espalda a sus colegas. ¿Eso merece premio?
Está bien que Alex Ferguson sea finalista junto a Guardiola. A fin de cuentas ganó la Premier y llegó a la final de la Champions League, pero la presencia de Mourinho en el podio del Balón de Oro al mejor entrenador de 2011 no deja de ser un insulto a la inteligencia ajena.