Fede Peris
Aurelio de Laurentis, presidente del Nápoles, ya ha advertido que Gonzalo Higuaín no está en venta. Dicho esto, si el Barcelona insiste en su contratación y, como ha trascendido, el jugador ha llegado a un acuerdo con el club catalán en las condiciones ofrecidas, el Nápoles se verá obligado a negociar... pero no a cualquier precio.
El FC Barcelona, sabedor de que el técnico del Nápoles, Rafa Benítez, es un buen conocedor del fútbol español, tratará de ofrecer jugadores para intentar conseguir a Higuaín por un precio asequible. Desde Alves hasta Pedro pasando por Tello. Curiosamente, el jugador del Barcelona que más interesa al Nápoles, Mascherano, no está en el mercado por expreso deseo de Luis Enrique.
La cuestión es que el Nápoles no se va a sentar a negociar por menos de 50 millones. Y el Barcelona está dispuesto a afrontar esa cantidad, pero rebajándola con el valor de los jugadores que ofrezca a cambio. El siguiente paso para forzar al Nápoles a vender es que sea el propio jugador quien manifieste su deseo de marchar. Esta argucia, que ya se ha realizado en muchos otros casos, no es del agrado de Higuaín, que conoce el caracter pasional de los napolitanos y teme enfrentarse a una reacción radical de los tiffossi locales.
En este caso el Barcelona no podrá utilizar la baza del comodín de la presión del jugador y deberá basarlo todo en su habilidad negociadora cambiando cromos. La tesorería del club, después del desembolso de Neymar el pasado verano, no está para fichajes de 50 millones. Lo mismo sucederá con la operación de Koke, por el que el Atlético pide 60 millones y que podría dejarlo marchar por 30 si Alexis entra en la operación.
Lo cierto es que la afición barcelonista ve con buenos ojos la contratación de Higuaín por lo que tiene de morbo añadido que un jugador despreciado por el Real Madrid pueda triunfar vestido de blaugrana.