Los dos equipos salieron respetándose mucho con un Barça tratando de hacerse con la pelota en los primeros minutos de juego. El Bayern por su parte sorprendía con una alineación sin juego por bandas, con tres centrales y muchos futbolistas ocupando el centro.
Ya en el minuto 3, un balón de Rakitic a la espalda de los centrales alemanes dejaba solo a Luis Suárez que, tras un claro empujón de Boateng, hacía que el charrúa callese al suelo sin que Rizzoli pitase nada. Claro penalti que se comía el italiano.
Después de esta ocasión los alemanes trataban de combinar pero la fuerte presión azulgrana les asfixiaba y les dejaba sin ideas. En una de estas, el Barça robaba una pelota por mediación de Piqué que daba un pase en largo para Messi, el argentino la llevaba cosida a la bota en la frontal del área, hacía una pared con Luis Suárez y acababa chutando haciendo que Neuer se estirase para blocar el esférico.
Los de Luis Enrique seguían imponiéndose en el verde y desdibujando a unos muniqueses que no sabían cómo controlar el partido. Sólo dos internadas de Bernat les sacaban de la monotonía pero tampoco ponía metía el miedo en el cuerpo. Por su parte los locales, expoliados por su público, corrían tres veces más que los visitantes y se adelantaban a todas las jugadas.
La desesperación llegaba al rostro de los alemanes que en el minuto 10 comenzaban emplearse con dureza. El central francés Benatia se llevaba por delante a Neymar con una patada en su tobillo izquierdo. Amarilla para el defensor que no estaba conforme.
Pero había un hombre por encima de todos que quería comprar ya el billete para Berlín. Luis Suárez era el que mejor estaba entendiendo el partido, partiéndose la cara en cada jugada y metiéndose en todas las guerras y querrillas. En el minuto 11 el sudamericano recibía un esférico dentro del area, solo ante Neuer chutaba a la derecha de éste que hacía una espectacular parada.
En la siguiente jugada otra vez el uruguayo recibía, esta vez en el extremo derecho del área alemana, se iba hacia línea de fondo y le daba el pase de la muerte a Neymar que chutaba a puerta pero Rafinha despejaba a córner. La jugada más clara hasta el momento de los azulgrana y protagonizada por dos de los Tres Tenores que ya comenzaban a levantar aplausos dentro del público.
El gran momento culé hacía que Pep Guardiola cambiase de planes y pasase su dibujo a un 4-4-2 más conservador, atendiendo más a la defensa de los tres intocables azulgranas. De querer llevar la iniciativa del partido con superioridad en el medio, a fijarse sólo en defender. Y gracias a esto el Barça podía combinar con mayor libertad.
Veíamos hasta ahora un partido igualado que se decantaba de lado catalán por las ocasiones desbaratadas por Manuel Neuer. Tras cinco minutos de control azulgrana, el Bayern subía la presión y al Barça le costaba más poder llevar la iniciativa y conectar el medio con la delantera. Una presión que se convertía en alguna ocasión en extrema dureza, como la que empleó Lahm sobre Messi en el 35' y que le costó la tarjeta amarilla a Xabi Alonso tras protestar por enésima vez.
Alonso seguía hoy con su repertorio lamentable de quejas, simulaciones y juego sucio. Sin embargo, el que no entraba en este tipo de juego era un Luis Suárez que seguía con su gran partido, “comiéndose” al lateral zurdo del Bayern Bernat y dando oxigenando a los suyos.
En el 39' llegaría la última gran ocasión de la primera parte. Un centro a la derecha para Dani Alves hacía que el lateral llegara con la punta de su bota derecha para tocar el cuero que Neuer despejaba cual portero de balonmano. El alemán se iba convirtiendo en el mejor del partido gracias a su actuación, sobre todo los chuts despejados a Luis Suárez, Neymar y este último de Alves.
Poco más tras esto en un primer tiempo que moría con la sensación de que el Barcelona había desactivado al Bayern de Pep y había merecido más que ese cero a cero que campeaba en el luminoso del Camp Nou
Empezaba fuerte el Bayern en este segundo tiempo subiendo una velocidad a lo que pudimos ver en el primer tiempo. Un pase para Lewandowski dejaba al polaco sólo cerca del área y Dani Alves debía hacer falta. Muy peligrosa la jugada alemana y amonestación clara para el lateral brasileño. Xabi Alonso chutaba la falta que pegaba en la barrera y se iba a saque de esquina, el primero para los bávaros.
Los Roten, que vestían de blanco, tenían un comienzo fulgurante con varias ocasiones de Robert Lewandowski y Thomas Muller. Mucho peligro de los alemanes que hacían recular a los blaugranas. Era tiempo ahora de demostrar el buen sistema defensivo que tienen los de Lucho y así fue. Piqué y Mascherano, ayudados por todo el equipo que se sacrificaba en no dejar espacios, permitieron que los de Pep no se adelantasen.
Después de diez minutos la tranquilidad se impuso y con ello el Barça volvía a tocar pelota en transiciones muy largas y que dieron alas a los locales.
Los Tres Tenores se entendían en ataque y las chispas volvían a saltar en las inmediaciones del área germana. Varias ocasiones de los tres invencibles volvieron a hacer que los visitantes reculasen y volviesen a entregar la pelota a los culés.
Ya en el 65 ambos conjuntos se mostraban muy cansados, después del gran esfuerzo mostrado por ambos hasta ahora. Parecía que las fuerzas se equilibraban pero nadie contaba con el mejor jugador del mundo y la historia.
En el minuto 77 aparecía un astro llegado desde la argentina hace muchos años. Tras un buen robo de Dani Alves, Leo Messi recibía en la frontal del área y con dos controles orientaba el esférico para, tras un chuto potentísimo, batir al guardameta alemán. La pelota entraba por el palo izquierdo a media altura, imparable para cualquier portero del mundo.
Y cuando el Camp Nou sacaba los pañuelos tras la genialidad de la pulga, otra genialidad todavía más grande haría que el coliseo blaugrana se rindiese totalmente al mejor jugador de todos los tiempos y le jurase amor eterno. Tras una asistencia vertical de Ivan Rakitic, Messi pisaba área, convertía a Boateng en Rafa Alkorta tras romperle la cintura, y ante la salida de Neuer picaba el cuero haciendo un gol antológico.
Tras ello y con el Bayern volcado, otra vez el invencible Leo Messi volvía a hacer una de las suyas. Leo recibía en el círculo central y con la rapidez de un rayo ponía una asistencia a Neymar que le dejaba solo ante Neuer batiéndole posteriormente por alto. Sentencia total del brasileño que pasaba por taquilla y compraba el billete para Berlín, previo pago del argentino. Los de Lucho ya rozan la final de Berlín con la punta de los dedos
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