El mismo árbitro que la semana pasada se encargó de regalarle dos puntos al Real Madrid negándose a ver lo que vio todo el mundo, un balón tocado con el brazo por Higuaín dentro del área, ha hecho su trabajo hoy en Getafe aportando su granito de arena para hacer posible la derrota del Barça. Lejos de castigarle y enviarle a la nevera por su error garrafal en Valencia, Villar lo ha puesto una semana después a arbitrar al Barça para rematar la faena.
Y lo ha hecho muy bien. Un trabajo limpio y fino, muy fino. Tenía que parecer un accidente y lo ha parecido. Lacen, con una tarjeta amarilla, agarra a Messi de la camiseta durante unos metros de forma continuada y Teixeira Vitienes no aplica el reglamento. La tarjeta amarilla hubiera supuesto la expulsión del jugador del Getafe y el partido habría sido otro. Exactamente igual que como sucedió dos horas antes en el Bernabéu, cuando Mateu facilitó el trabajo a los blancos echando a jugadores colchoneros y acribillando al Atlético a penaltis. Pero no. Eso de expulsar a dos jugadores contrarios se le puede conceder al Madrid, no al Barça, que ya lleva tres años ganando y ya no conviene que siga aburriendo a los aficionados con sus títulos. Era el minuto 27 y ahí pudo cambiar la suerte del partido, si el árbitro hubiera hecho bien su trabajo. ¿O en realidad lo hizo bien, a gusto de sus jefes?
Este mismo árbitro, Teixeira Vitienes, hacía mucho tiempo que no pitaba al Barça. Afortunadamente. Su última aparición en la vida blaugrana acabó en derrota, en Anoeta el pasado año, señalando un penalty rigurosísimo contra el Barça y anulando un gol legal a Gaby Milito. Ya sabía, pues, la Federación lo que hacía cuando nombraba a este cabellero para impartir justicia (?) en el Getafe-Barça.
Al tal Teixeira -insistimos, el mismo que no vio la mano de Higuaín en Valencia- le faltó tiempo para enseñarle a Piqué tarjeta amarilla de forma absurda, quizás sabedor de que era la cuarta y que queda expuesto a la suspensión en los dos partidos que restan para afrontar el clásico. Por si acaso, él ya colaboraba con la causa con su cartulina. De la misma manera que Mateu Lahoz se sumaba al noble fin madridista "limpiando" a Xabi Alonso, Teixeira cumplió su papel "ensuciando" a Piqué.
Poco después Rafa tocaba el balón con la mano dentro del área. Y diez minutos más tarde el mismo jugador desviaba la trayectoria de la pelota con el codo también dentro del área. Como sucedió en Valencia, Teixeira no se enteró de nada. Pero, qué curioso, otras dos jugadas similares fuera del área, que acabaron con el balón golpeando en el brazo de jugadores locales, sí fueron sancionadas con tarjeta para Diego Castro y Lopo. Esas sí podían sancionarse. Las otras no. Teixeira sabía lo que hacía. Y lo hacía muy bien.
Al final del partido Abidal recibía una entrada de roja directa de Miku, golpeando con un pie al tobillo del francés y rematándole con el otro a la pantorrilla. Para Teixeira eso no era merecedor de tarjeta. Curiosamente el mismo jugador tuvo la oportunidad de subir al marcador el 2-0... gracias a la graciosa concesión del colegiado.
El colofón final ha sido el gol anulado a Messi en el minuto 93 por un fuera de juego que sólo ha existido en la imaginación del árbitro porque el balón llegaba de un jugador contrario que invalidaba la posible posición antireglamentaria. ¡qué mala suerte! Teixeira no lo vio así. Se ha vuelto a equivocar. ¡Qué le vamos a hacer! Pero que siga arbitrando, sobre todo al Barça, que lo hace muy bien. El gol anulado era la guinda del pastel. No podía consentirse que Messi rompiera el júbilo del madridismo con un gol no deseado. Se anula y punto. Teixeira se ha ganado la felicitación de Villar y del Comité de Árbitros. Dos actuaciones memorables en apenas dos semanas. Si eso era lo que se pretendía, Teixeira ha cumplido a la perfeccción.
Ha sido un fin de semana trágico en Madrid para el Barcelona. Si escandaloso ha sido el derby madrileño, todavía más el partido de Getafe. Ha sido como una pesadilla en sesión continua. Ya no se oyen voces de villarato en Madrid. Faltaría más. Ahora todo está en orden. El Madrid arriba, acumulando penaltis a favor y expulsiones de los rivales. El Barça abajo, como está mandado.Con goles anulados, penaltis que no se le pitan y expulsiones que no se le conceden.
A todo esto, el Barça ha jugado un partido espeso, aunque ha hecho méritos más que sobrados para empatar y ganar. Primera derrota de la temporada. Es un accidente. Como les pasa a los demás, por ejemplo cuando juegan contra el Levante. El Barça se levantará, porque sabe que el barcelonismo disfrutará más de una victoria convicente en el Bernabéu, aunque después de la jornada de hoy no parece posible que el Barça pueda saltar al césped del Bernabéu en igualdad de condiciones.
Guardiola no ha culpado al árbitro. No es su estilo. Eso lo deja para el portugués que acostumbra a tapar sus miserias vociferando. Pep sabe que este equipo va a ganar la Liga y ha aceptado la derrota con deportividad, sin tanganas, sin agresiones, sin dedos en el ojo y sin necesidad de enviar a sus hombres a romper las piernas del contrario. El Barça es diferente hasta en la derrota. Pierde poco, pero sabe perder.
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