Desde antes de salir al terreno de juego, Luis Enrique ya había puesto en aviso a los suyos de que no quería relajaciones. La mejor manera que tuvo de defender sus ideales el asturiano fue poner a su once ideal
Y el Barça salió muy enchufado, llevando la iniciativa y dominando todos los aspectos del juego. El PSG ya sufría su primer contratiempo a cuatro minutos del inicio cuando, tras un mal control, David Luiz tuvo que hacerle falta a Rakitic y se ganó la amonestación del colegiado noruego Oddvar Moen. Los blaugranas se mostraban con las piernas muy rápidas, avanzándose en todas las jugase en todas las jugadas.
Por su parte el público blaugrana se ganaba el nombre de afición apoyando desde el primer momento al equipo y haciéndose notar en la grada. Espoliados también por su público, los tres tenores (Neymar, Luis Suárez y Leo Messi) comenzaban a calentar la voz de la mejor manera. Sin embargo esta vez el argentino y el uruguayo le cederían el protagonismo al brasileño para que éste brillase como lo hacía cada fin de semana en el Santos.
Para ello tenía que asociarse con un buen compinche y lo encontró en el centro del campo. Pues todo empezó cuando el mago de Fuentealbilla, Andrés Iniesta, volvía a sorprender a propios y extraños y a demostrar que sigue aquí. Enfundado con el brazalete de capitán, el manchego recibía una pelota en el centro del campo y, tras una galopada tremenda, se zafaba de cuatro contrarios y fijaba su mirada en el desmarque que Neymar debía realizar. El brasileño lo hizo y su premio fue un regalo en forma de pase más allá de la frontal del área. El más joven de los tenores le rompía la cintura a David Luiz y regateaba a Sirigu para hacer el primero del Barça.
El Barça volvía a parecerse al de Paris e Iniesta al de hace tres años. Tras el tanto, el FC Barcelona siguió jugando al ritmo que marcaba Andrés, que era la referencia en el centro del campo y marcaba el tempo al que se debía jugar.
Los locales seguían madurando las jugadas y en una de estas Messi chutaba de media volea acabando el esférico rozando el larguero de la meta francesa. Luis Enrique se mostraba contento viendo como los suyos se tomaban muy en serio un partido donde no quería relajaciones.
Pasaban los minutos e Iniesta se hacía aún más grande, dominando todos los aspectos del juego y recuperando su mejor versión como se vio en una jugada en el minuto 30. Tras pase de Neymar, Andrés se pegó un sprint hacia la línea de fondo, pegado a la línea exterior del área. Iniesta repetía su jugada favorita, yéndose de dos defensores con su famosa croqueta pero acababa chocando contra el muro de Marquinhos.
El mejor Andrés Iniesta tenía detrás suya otra recuperación necesaria para el equipo: Sergio Busquets. El de Badia lo cortaba todo y acompañaba una presión asfixiante que maniataba a los parisinos.
Y en éstas, el otro actor protagonista del primer gol volvía a reclamar eso, protagonismo. El crack Neymar Junior lo buscaba todo y tuvo la oportunidad de sentenciar la eliminatoria pasada la media hora de juego. Dani Alves recibía en la banda derecha, caracoleaba a Maxwell y ponía un centro espectacular que dejaba a Neymar sólo en el punto de penalti para posteriormente impactar el esférico con un certero cabezazo que acababa en el fondo de las mallas. El Barça era amo y señor del partido, un auténtico equipazo, y el brasileño su as de espadas.
Acababa la primera mitad y la sensación de dominio y superioridad culé era una realidad para los que estaban asistiendo al partido. Recital culé como en los buenos tiempos.
La segunda parte empezó con Xavi sobre el verde e Iniesta en el banquillo. Grandísima primera mitad del medio blaugrana que, con el objetivo cumplido, se retiraba hasta próxima orden.
Con el seis en el campo los azulgranas salieron a divertirse. La eliminatoria ya estaba sentenciada y decidieron comenzar a tocar, disfrutar y recuperar sensaciones. En el Camp Nou volvían a verse jugadas en las que los once jugadores intervenían colectivamente.
Leo Messi subía y bajaba, la tocaba en el centro y hacía paredes que llegaban hasta la zona de peligro rival. El argentino quería pelota y Xavi se la administraba correctamente. El PSG, por su parte, con todo perdido decidió cortarlo por lo sano. Primero Cabaye y después Verratti dejaron sus tacos en las espinillas locales.
Visto esto, Luis Enrique decidía no arriesgar y hacía un cambio de Sergios, Busquets por Roberto. El joven de 23 años de edad volvía al mediocentro donde ya destacó en Izpurua y frente al Almería. El canterano se mueve en esta posición como pez en el agua y con mucha confianza, tanta como hasta para corregir la posición de los suyos o la del mismísimo Xavi Hernández.
Con todo decidido poco más salvo el dominio aplastante azulgrana, un codazo de Ibrahimovic a Mascherano y la excesiva agresividad francesa que el árbitro no ha sabido frenar. El técnico culé tampoco quiso jugársela con Luis Suárez y éste dejó su sitio a Pedro en el 74.
En el último cuarto de hora el partido parecía más un encuentro de pretemporada que de cuartos de final de Copa de Europa. El PSG prácticamente se arrastraba por el campo con los tacos por delante y el Barça ya pensaba en la próxima final de este fin de semana ante el Espanyol.
Tras el pitido final del colegiado, el Barcelona volvía a las semifinales de Champions League después de un año de ausencia. Un FC Barcelona que, tal y como ha demostrado este martes, a su mejor nivel no tiene rival alguno.REAL MADRID
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