El Barça se presentó en Leverkusen con un equipo plagado de suplentes y lo pagó. No por el resultado, que era lo de menos porque el equipo ya estaba clasificado como líder para los octavos, sino por la imagen gris que dio sobre el césped. El conjunto azulgrana nunca tuvo el control del partido, y vio como el Bayer le aculaba atrás en varias ocasiones. El equipo alemán, viendo la poca tensión de los jugadores del Barça, se aprovecharon y remataron 10 veces a la portería de Ter Stegen. Una cifra que fue de auténtico récord porque desde la temporada 2008/2009, un portero culé no tenía tanto trabajo en un encuentro de Champions. En el global de las competiciones, un guardameta culé no sufría tantos disparos a su portería desde que en 2013 el Valencia en Mestalla asediara el arco azulgrana. Ese partido pudo solventarlo el Barça por 2 a 3. Un récord negativo que evidencia que los jugadores menos habituales no dieron la talla, justo el día que tenían que demostrar su valía. Razón de más para que Luis Enrique pida refuerzos en el mercado invernal.
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