El Rey del fútbol volvió a hacerse humano en forma de un portugués que no se cansa de hacer historia. Cristiano Ronaldo dio una nueva exhibición para llevar al Madrid a su tercera final de Champions en cuatro años. El reinado del club blanco en el continente es histórico y todo ello gracias a un equipo de ensueño y a un líder que está fuera de cualquier calificativo. El Madrid pasó por encima de un Atlético que apenas pudo aplaudir a un Cristiano que anotó un nuevo hat-trick y ya acumula 8 goles en tres partidos.
El Madrid, amo y señor del partido
Mucho se había hablado en la previa del partido, mucho humo vendido para una sola evidencia.
Sólo hay un equipo en Madrid (y en Europa) y ese es el Real Madrid Club de Fútbol. Mientras otro hablaban, el Madrid salió a jugar en su escenario preferido para volver a dejar claro
quién manda bajo las estrellas de la Champions. El equipo de Zidane, que contó con Isco por Bale, fue el dominador del encuentro desde el minuto 1 y ya en el minuto 9 estaba por delante. Un cabezazo imparable de
Cristiano avanzaba al Madrid y demostraba que El Bicho no admite comparación: cita grande,
gol de Cristiano. Matemático.
Con el 1-0 el Madrid no se vino atrás y siguió dominando al Atlético a su merced. La labor de Zidane es evidente cuando un equipo es capaz de maniatar a un equipo tan pegajoso como el de Simeone.
El Atlético fue un juguete en manos de los blancos, que hicieron y deshicieron tanto como quisieron. Con el gol de Cristiano, el
Madrid pudo sentenciar la eliminatoria pero se llegó al descanso con el pensamiento de que lo peor estaba siendo el resultado.
Segunda parte de locura colectiva en el Bernabéu
Empezó al segunda mitad y el Atlético intentó espabilarse, pero solo un espejismo hasta que el Madrid comenzó a hacer funcionar la máquina de nuevo. El equipo es una máquina total, donde los titulares son tan buenos como los tres cambios que puedan entrar, y eso es algo imparable en Champions. El Madrid dominó tranquilamente el juego consciente de la importancia de mantener el 0 en su portería. Y cuando vio la oportunidad, de nuevo el
mágico Cristiano Ronaldo perforó a Obliak para el 2-0. El Madrid se veía en Cardiff. Y solo faltaba que Asensio se sumase a la fiesta para que el
Madrid se divirtiese ante un Atlético absolutamente derrotado. Y cómo no, CR7 volvió a demostrar quién será el
próximo Balón de Oro con su tercer tanto tras una gran jugada con Lucas Vázquez.
El
3-0 en el marcador y la locura en un Santiago Bernabéu exhausto de tanta euforia, la Duodécima es blanca y eso no habrá quien lo cambie. De momento, pueden
ir cogiendo los billetes para Cardiff y Cristiano para recoger su quinto Balón de Oro.