El Millonarios en ningún momento se ha mostrado como un verdadero rival. Por tanto, se hace difícil extraer conclusiones de un partido con fuerzas tan desniveladas que en el descanso ya campeaba un contundente 5-0 en el marcador.
Sin embargo, el partido ha servido para constatar que Kaká no es un cero a la izquierda en este Real Madrid, que fue un futbolista que costó un dineral y que está dispuesto a justificar su precio con fútbol. Y de eso, por lo visto esta noche, le sobra en sus botas. Kaká puede convertirse en el revulsivo que necesita el Real Madrid para darle la vuelta a la Liga, empezando por una victoria en el Camp Nou que ponga las cosas en su sitio.
Kaká sintió el cariño del público del Bernabéu con su primer hat trick desde que viste de blanco, algo que cuando se le fichó se dio por supuesto que sería habitual en su trayectoria blanca. Nunca es tarde si la dicha es buena, y los 30.000 espectadores que hoy se han dado cita en el Bernabéu se han marchado a casa convencidos de que el Madrid ha hecho hoy un gran fichaje. Ahora sólo falta que Mourinho o entienda también así.
Por lo demás, poco que explicar. El Millonarios no ha sido un digno rival ni ha prestigiado con su presencia el historial del torneo. La historia y su relación con Di Stéfano le convirtieron en el rival ideal para el Real Madrid, pero no ha mostrado la competitividad necesaria para estar a la altura del palmarés del torneo.
Suerte que apareció Kaká dispuesto a darle sentido a un partido sin tensión. También hay que sumar a Morata al capítulo de aspectos positivos del partido. Si el brasileño consiguió un hat trick, el canterano se ganó el doblete y, como Kaká, reclamó su oportunidad a Mourinho para abrirse camino en el futuro de este Real Madrid llamado a acometer grandes gestas esta misma temporada.
El Madrid ganó 8-0, marcó los dos últimos goles casi sin querer, y el público acabó haciendo la ola. Muchos han descubierto esta noche a Kaká.
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