Fede Peris
En Inglaterra, hasta donde no llega el pensamiento único de los monaguillos mediáticos que sermonean la doctrina del Real Madrid de Florentino Pérez y en donde no le deben ningún favor a nadie, tienen la suerte de que pueden informar a su audiencia sin ataduras y con completa libertad. Por eso el diario The Telegraph se ha quedado descansado valorando a Sergio Ramos y opinando lo que opina todo el mundo de él... salvo en donde viven bajo el área de influencia del aparato de propaganda de Florentino Pérez.
El diario The Telegraph ha situado a Sergio Ramos en el noveno puesto del ranking mundial de defensas. Y lo ha argumentado. No cuestionan sus puntos favorables: "Como talismán, capitán y depredador aéreo del Real Madrid, es uno de los jugadores más influyentes del mundo", pero lejos de ser uno de los mejores defensores del mundo, cae en el escalafón porque sus defectos pesan más que sus virtudes: "como defensor puro y simple, su temeridad y petulancia reivindicativa disminuyen su calificación. Su carácter e indomabilidad mejoraría en cualquier equipo, pero sólo en el Real Madrid están lo suficientemente en deuda con él como para ser optimistas respecto a sus defectos".
Sergio Ramos: "protestante" con fallos infantiles y exceso de violencia
Un zasca en toda regla en todos los morros del futbolista que se cree Beckenbauer por cuatro goles que ha marcado en fuera de juego o haciendo falta. Le ha endiosado tanto el entorno que Florentino Pérez tiene organizado para endiosar a quien interesa, que ya se cree por encima del bien y del mal, lo que le lleva a cometer fallos infantiles en defensa, a recurrir en exceso a la violencia y protestarlo todo, algo que, ya rebasada la treintena, debería empezar a ver que deja su imagen en muy mal lugar.
La cuestión es que, le guste o no a la rabiosa corte de aduladores madiáticos del reino madridista, Sergio Ramos es el noveno en su puesto. Por detrás de jugadores como Chiellini, Jerome Boateng, Dani Alves, Piqué, Lahm, Godín, Marcelo y Bonucci.
Es lo que hay fuera del mundo de Yuppy en el que vive instalado el madridismo. Simplemente fuera de la burbuja de ilusión y fantasía las cosas se ven de otra forma.