Aparece Rosell
Había que conocer la postura de Sandro Rosell sobre las elecciones. No tenía intención de presentarse, ni por libre ni enrolado en la candidatura de otro, aunque no desperdició la oportunidad de calificar como “arrogante” a Laporta y de denunciar que “no se han cumplido los estatutos del club”. Y justificó su decisión de no presentarse en su interés por “no debilitar la estabilidad del Barça que, hoy, se apoya en el rendimiento del equipo”, del equipo que en buena parte construyó él, claro. La situación del club le provocaba a Rosell “tristeza y una gran preocupación por actuaciones como ésta que perjudican su imagen en todo el mundo”.
¿Vamos a la playa?
“No tiene sentido ir a la playa a recoger firmas”. Lo decía Josep Maria Minguella como respuesta a la campaña electoral marcada para el mes de agosto por los mismos que dudaban del talante democrático de Núñez cuando programaba las elecciones en julio. Si julio era antidemocrático, ¿agosto reunía, quizá, todos los condicionantes democráticos? “En agosto jamás se han convocado elecciones en ayuntamientos, gobiernos y demás instituciones”. Ni siquiera en Papua Nueva Guinea, como sostenía Laporta en su época crítica de Elefant Blau.
“Cuando la continuidad es buena”
El 29 de julio Toni Frieros le hacía un retrato a Laporta cambiándole el apellido: “El gran problema de Núñez fue que acabó creyendo que el Barça, metafóricamente hablando, era suyo. Llegó un momento en el que el club era su familia, su profesión, el aire que respiraba, por eso cuando se metían con él siempre decía que se atacaba al Barça (…) Hoy el Barça es otra historia. Afortunadamente, Joan Laporta y sus directivos le han dado la vuelta al club como a un calcetín.” Frieros trataba de convencer a sus lectores de que “la continuidad de Laporta es buena”.
¡Burro!
En la rueda de prensa de presentación de la candidatura de Laporta para la reelección un pelota incrustado entre los medios de comunicación le llamó “burro” voz en grito a un periodista que se salió del guión previsto para el masajeo y le dio por preguntar por la vuelta de Echevarría. La tolerancia cero a la violencia no incluía, por lo visto, la intimidación verbal, sobre todo si se empleaba contra quienes no estaban dispuestos a arrodillarse ante el pretendido mesías del barcelonismo.
Los políticos entran en escena
Artur Mas politizaba el proceso electoral y le regalaba su firma a Laporta. Así lo justificaba el líder convergente: “¿Cuántas veces se ha conseguido la liga y la Champions en un mismo año?”. Así, a bote pronto, se me ocurre una vez. Mas le devolvía a Laporta el favor que le hizo prestándose a desayunar con él ante los flashes en plena campaña electoral para la presidencia de la Generalitat. Los favores, con favores se pagan. Asimismo le ofrecieron su firma a Laporta Samaranch, Xavier Trias, JL Vilaseca y Jordi Pujol. También Bassat le dio su respaldo. A Jordi Medina, su oponente, le firmaron Castells, Minguella, Lloveras y De Val. A Guixà, el tercer precandidato en discordia, le apoyó Jordi Majó.
Desagradecido
Contestaba Laporta a Jordi Moix en Sport el 12 de agosto de 2006: “Yo ya no contaba con Moix en la candidatura del 2003, pero entró en la lista porque Rosell me lo recomendó”. Se lo recomendaría Rosell, pero llevaba años a su lado cabalgando a lomos del Elefant Blau y funcionando en la línea marcada por los gurús espirituales de Laporta, “Se trata de una persona ineficiente y con ganas de conspirar constantemente. Quería que una minoría se impusiera a la mayoría (…) Su gran error no les deja vivir, por eso actúan de esa forma tan canallesca. Por inmadurez y falta de responsabilidad se fueron y ahora les surge la amargura interna que les lleva a decir determinadas cosas”. Canallismo, inmadurez, falta de responsabilidad… El presidente que iba a ser de todos se encerraba en su burbuja dispuesto a abrirse a los suyos, a los palmeros incondicionales, y a enseñar el hacha de guerra a los demás, que eran simplemente enemigos. Como directivo del laportismo Moix había cometido la osadía de oponerse a la opinión del presidente sin calibrar que su voluntad estaba refrendada por una mayoría dispuesta a plegarse a sus caprichos con tal de garantizar su asiento en el palco, el acceso a los canapés y la plaza de parking. Así se cimentaba la mayoría en la junta presidencialista de Laporta. Así demostraba el presidente su agradecimiento a quienes le ayudaron a llegar a la cúspide de un poder que acabaría ejerciendo desde la minoría, aunque en ese caso, sólo en ese caso, sí era licito que la minoría se impusiera a la mayoría.
"Sucia campaña"
Lluís Mascaró, más comprometido que nunca con el proyecto, escribía el 15 de agosto de 2006 en Sport: "Sería injusto y estúpido que cuando se está construyendo el mejor Barça de la historia el proyecto se quedara sin su principal arquitecto". ¿El mejor Barça que se estaba construyendo era el que cerró en blanco las dos siguientes temporadas mientras el arquitecto se escondía tras la autocomplacencia? Y amenazaba Mascaró a los opositores: "Cuando asuma el cargo hablará sobre todas estas extrañas maniobras que se están llevando a cabo. Y lo hará para desenmascarar a los "nostálgicos y los resentidos que están detrás de esta sucia campaña de acoso y derribo". Bla, bla y bla. Como en el caso de la promesa de levantar las alfombras, Laporta, para desasosiego de su fiel seguidor, no dijo ni mu sobre la sucia campaña de acoso y derribo. ¿Sería porque no había nada que decir? ¿O sería porque no convenía a nadie ponerse a jugar con las suciedades?
Rosell le da lástima
Decía Joan Laporta. “Me da lástima ver cómo actúan algunos. A algunos sus resentimientos filias y fobias les impiden celebrar el momento. Hubo gente que no aguantó la crisis de esperar a que llegara el éxito y sufrieron la crisis de la presión (…) Me llena de orgullo que hombres como Ronaldinho, Deco o Eto´o hayan mostrado cariño y apoyo hacia mi persona en el tema electoral. Me emociona y se lo agradezco de corazón. No lo voy a olvidar nunca”. Nunca, nunca. A los tres los puso de patitas en la calle porque quien llegó al Barça para arreglarlo consideró oportuno sacárselos de encima.
Viajecito para Sebastià Roca
Mientras Minguella tachaba de “nuñista” la fecha de las elecciones, el “amigo” Sebastià Roca, uno de los padres del Elefant Blau, se convertía en vicepresidente de la junta gestora y viajaba a la gira de Estados Unidos como jefe de expedición. También él tenía derecho a disfrutar de los mejores años de su vida a costa del Barça. Era lo menos que podía hacerse por un amigo que había batallado en las trincheras de la oposición y que luego no había podido disfrutar de las prebendas del palco. Laporta le hacía justicia con un viajecito de placer, de esos que tanto gustaban a Perrín y Borrás, dos de los más beligerantes activistas del Elefant Blau y seguramente los directivos que más han disfrutado del privilegio de viajar con el Barça a costa del Barça, claro.
Tiene la exclusiva de la solidaridad
Era tan bueno Laporta que sus rivales inevitablemente tenían que ser malísimos. Por ejemplo, Lluis Mascaró descubría en rigurosa exclusiva que el precandidato Guixà “busca firmas entre los Boixos Nois”. Fatal, fatal. Los Boixos Nois siempre sirven para desacreditar a cualquiera. También fueron utilizados contra Rosell en 2010. Y se hablaba en Sport del “entramado urdido contra Laporta”, y de que “el único objetivo de los instigadores ha sido desgastar la imagen del presidente y perjudicar el desarrollo de un proyecto triunfal”. Horroroso todo lo que eran capaces de hacer las fuerzas del mal. Otro ejemplo: Mascaró dejó claro el daño irreparable causado a la imagen del club por parte de los que se empeñaron en que se cumpliera el redactado de los estatutos. Escribía el 14 de agosto: “Laporta se ha quedado sin la foto de Kofi Annan, como muchos querían, pero el Barça ha perdido una oportunidad histórica de demostrar su condición de club solidario y universal”. Mal andábamos si cumplir con la ley implicaba perder la oportunidad de ser un club solidario y universal. Quién iba a decir que legalidad y solidaridad podrían llegar a entidad solidaria y universal si Laporta salía en la foto? En el nuevo orden laportista la solidaridad y universalidad eran exclusivas de una persona por encima de la entidad. Sin Laporta no podía haber ni solidaridad ni universalidad. ¡Qué bajo había caído el Barça!
“No renunciaré a mis principios cruyffistas”
Se lo había dicho Laporta a La Vanguardia en plena campaña electoral: “Queremos ser la junta de todos (…) Estoy abierto a todos los consejos, pero no renunciaré a mis principios cruyffistas”. Él mismo se apuntaba a los ismos, enemigos de la unidad, que tanto habían dividido al club a lo largo de su historia. Muerto el nuñismo, porque así lo quiso Núñez, no era cuestión de dejar escapar la oportunidad de imponer el cruyffismo como la religión verdadera y única del nuevo Barça. Pero había más: “Tampoco voy a renunciar a la manera de vivir el barcelonismo que me inculcó Armand Carabén”. Heredero de Gamper y Carabén, cruyffista convencido e inventor de la autocomplacencia con el equipo mientras andaba ocupado repartiendo generosidad por el mundo.
Los límites de la crítica
Jordi Juan, subdirector de La Vanguardia, con asiento de amigo en el palco del Camp Nou y futuro director de comunicación de Spanair con Soriano, aprovechaba para enjabonar a Laporta: “Bienvenida la crítica, que, además, no le vendrá nada mal a la actual junta para que tenga los pies en el suelo, pero basada exclusivamente en lo que hacen bien o lo que hacen mal, no en si tienen derecho o no a ocupar la presidencia del club”. Había que ponerle límites a la crítica. Como en los totalitarismos: se puede decir lo que uno quiera siempre que no moleste al que manda. Meses más tarde, cuando Laporta dio su visto bueno al traspaso de Cruyff de La Vanguardia a El Periódico, también cambió la línea de jaboneo del diario del grupo Godó y hasta empezaron a leerse críticas a su gestión. Con el tiempo, Laporta llegaría incluso a interponer una demanda contra el rotativo por su línea rosellista. Así es la vida.
“¡Ya hemos aprendido!”
El 25 de julio de 2006 El Periódico publicaba un escrito de Jordi Travé en su sección cartas al director: “¡Ya hemos aprendido! Muchos ya habían aprendido cuando un grupo desestabilizador llamado Elefant Blau provocó elecciones anticipadas tras presentar un voto de censura. Perdieron ambas votaciones, pero siguieron igual: no abrían la boca ante las victorias, pero se les veía satisfechos con las derrotas, tan satisfechos que cuando se volvieron a convocar elecciones y salió elegido Joan Gaspart ninguno de ellos volvió a abrir la boca. Luego, nada más resultar elegidos, prometieron levantar las alfombras. Han arreglado el problema económico de la era de Núñez y para ello hacía falta un equipo de expertos: aumentar un 40% los carnets. Han dado lecciones de catalanidad. Se lo agradezco, ya que yo nunca he tenido un cuñado en la FFF. Después vendieron el nombre del equipo de baloncesto. No tienen abogados para interpretar los estatutos y convocar elecciones. ¿Saben lo que les digo? ¡que aprendan!”.
No es el amo del club
Lluis Foix respondía el 25 de julio en Mundo Deportivo a esa leyenda urbana extendida por el aparato de propaganda oficial y extraoficial que descalificaba en nombre de la democracia a los socios que se atrevían a cuestionar la voluntad de Laporta en el apartado de la duración de su mandato: “Si un socio puede ser presidente, también puede denunciar (…) Lo que es nuevo es que se defienda a una junta atacando a quien tiene todo el derecho a presentar una demanda judicial, sin mencionar que de lo único que se trata es de que se ha incumplido la ley (…) Laporta no es el amo del club y no puede saltarse a la torera la ley, aunque gane todos los títulos y disponga de los despachos de abogados más afamados”.
Golpe de estado
Xavi Bosch describía con la delicadeza que la caracteriza el estado de crispación en el que vivía instalado el club por culpa de los bandos: “Cuando tienen el poder quieren que los medios de comunicación les hagan la pelota, se irritan por cualquier comentario de pie de foto y cuando algo no sale bien la culpa es siempre de una mano negra, de una conjura de la oposición del otro grupo. Su verbo predilecto en estos casos es “desestabilizar” y no dudan en señalar de malos barcelonistas a los que no piensan como ellos. Ahora tildan de golpe de estado que haya socios que pidan que se cumpla lo que dicen los estatutos. Los de antes consideraban golpistas a los que montaron una moción de censura sólo seis meses después de unas elecciones”.
“Para atacar se sirven de los fieles. A menudo son entornos afines pagados con especias, lo que les convierte en funcionarios del fanatismo. Antes estaban los morenos. Ahora se ha sofisticado y adecentado el sistema. Están los prohombres que tienen entradas gratis para la final, los afectos con pase de palco o los notables del club (aunque no se hayan vuelto a reunir desde que en el caso Alejandro Echevarria dijeron algo que no gustó). George Bush lo sabe muy bien: “contra un enemigo se vive mejor”. El truco es señalar siempre a un malo oculto. Pero luego, a Bin Laden no se le encuentra jamás”.
Conseguir las firmas, complicadísimo
El 27 de julio Toni Frieros sacaba lo mejor de su lado amable para ajustar cuentas con los que se habían negado hasta entonces a aplaudir sistemáticamente la gestión de Laporta: “Llevamos un año reclamando elecciones y ahora que las hay, parece ser que no hará falta ir a votar porque no habrá candidato que se atreva a echarle un pulso a Joan Laporta. ¿Qué ha estado haciendo la oposición, activa o silenciosa, durante estos tres años? ¿Nadie ha sido capaz de trabajar en un proyecto alternativo al actual? A mi modo de ver, los dos únicos socios que se han venido postulando como recambios, Jordi Majó y Josep Maria Minguella, han cometido el error de pasarse tres años criticando sistemáticamente todo lo que ha hecho la junta directiva azulgrana. No han aportado ideas, no han sido constructivos, no han provocado un debate enriquecedor.
"Majó y Minguella, desde luego, jamás podrán quejarse porque si sumamos las horas que han salido en debates televisivos y radiofónicos en estos tres años, estoy absolutamente convencido de que quintuplican las veces que ha aparecido Laporta o cualquier otro directivo barcelonista. Quiere ello decir que tampoco han sabido aprovechar todos esos espacios gratuitos para llegar al socio. Porque hoy, a la hora de la verdad, sea agosto o diciembre, ¿cuántos les votarían?”. Frieros dixit. “Conseguir 1.800 firmas en pleno mes de agosto se nos antoja un trabajo complicadísimo si no es desde el poder”. Así le respondía su jefe, Josep Maria Casanovas, ese mismo día en su propio periódico. Es el peligro que uno corre cuando quiere ser más laportista que Laporta, un personaje que, por cierto, pasará a la historia del club como el que más espacio ha acaparado desprestigiando a un presidente del Barça echando mano de radios, televisiones y periódicos. Y si aún le quedaban dudas a Frieros, el propio Laporta se encargaba de despejárselas en el diario Avui: "Agosto, evidentemente, es un mes difícil para recoger firmas".
MAÑANA, PRÓXIMO CAPÍTULO
Elecciones 2006, por imperativo legal (VII)
‘‘Un proceso que desestabiliza” / El detalle de las devoluciones / El Barça, más cortijo que nunca / Medina, contra Sala i Martin / Importantes compromisos anulados / Hay que tener memoria /
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