Sergio Portales
Se entiende que exista
indignación en el Fútbol Club Barcelona después de comprobar la
tibia reacción de la UEFA ante los
hechos vandálicos y violentos vividos en Madrid el 18 de octubre por los
hinchas del Legia de Varsovia. El resultado de las alteraciones del orden público, disturbios y agresiones protagonizados por los radicales polacos ha sido saldado por la Comisión de Control, Ética y Disciplina de la UEFA con una
sanción de 80.000 euros.
Nada que ver con la última medida disciplinaria empleada por la misma UEFA contra el FC Barcelona castigando con
150.000 euros la acumulación de expedientes sobre la
exhibición de banderas esteladas en el Camp Nou de manera pacífica. Parece que para la UEFA es mucho más grave que los aficionados se expresen con la bandera que más les plazca que los disturbios que puedan ocasionar, dentro y fuera de los recintos deportivos, los hooligans más peligrosos de Europa. La UEFA está más pendiente de privar a los aficionados barcelonistas de su libertad de expresión de forma pacíca que de garantizar la seguridad de los aficionados que acuden a un campo de fútbol con la incertidumbre de lo que puedan hacer los grupos de vándalos que puedan campar a sus anchas en localidades vecinas.
La versión de la "mano negra" interesas da en el perjuicio de los intereses del FC Barcelona va tomando cuerpo en el club.