El futbolista Cruyff
Llegó al Barça en 1973 con 26 años, como futbolista indiscutible número uno mundial y con tres copas de Europa en su haber. Cinco años más tarde abandonó el Camp Nou con el bagaje de una liga y una copa sobre 14 competiciones disputadas. Fumaba Camel en los descansos de los partidos, impuso el fichaje de Neeskens destruyendo la carrera de Sotil y deshaciendo un equipo campeón, echó a un entrenador, Hennes Weisweiler, para recolocar en su lugar a su amigo Rinus Michels, que había sido despedido un año antes por sus pobres resultados. Su Barça se especializó en derrotas en campo contrario por 1-0, en las que el gran Johan se dedicaba a sacar de banda o a jugar en posiciones retrasadas en lugar de buscar el gol aprovechando el talento natural que Dios le dio para desbordar a los contrarios. Ganó mucho dinero, pero se fue arruinado porque los negocios no le funcionaron. Quería retirarse en el Barça, pero tuvo que arrastrarse unos años para rehacerse en el circo futbolístico norteamericano en Los Ángeles y Washington, luego volvió a Holanda para traicionar al Ajax, su club, el club de sus amores, y fichar por el eterno rival, el Feyenord, y aún probó fortuna en el Levante, en Segunda División, en donde cobraba una parte de la taquilla mientras sus compañeros permanecían encerrados en el vestuario porque no les ingresaban sus nóminas. Intervino activamente en las elecciones de 1978 pidiendo el voto para Josep Lluís Núñez mientras aconsejaba no votar a Ariño y luego dijo que mientras Núñez fuera presidente no volvería al Barça. Pero poderoso caballero es don dinero y acabó traicionando a la oposición nuñista, que deseaba utilizarle como reclamo electoral, convirtiéndose en un asalariado de Josep Lluís Núñez. Entre Javier Clemente y Núñez pusieron a su disposición la columna vertebral de un Dream Team que se encontró hecho y al que él añadió a golpe de talonario a Koeman, Laudrup, Romario y Stoichkov.
El entrenador Cruyff
Con un equipo de película ganó en ocho años como entrenador cuatro Ligas, tres de ellas de carambola en la última jornada, una Copa del Rey, una Recopa y una Copa de Europa. Ostenta también el dudoso honor de ser el entrenador que más títulos ha perdido en la historia del Barça: cuatro Ligas, siete Copas del Rey y seis competiciones europeas. Al final llegó a creerse que la clave de los triunfos estaba en su genio y no en el valor de sus jugadores. No descubrió la verdad hasta que los resultados le echaron del Barça. No era lo mismo jugar con Jordi, Angoy, Escaich, Korneiev, José Mari, Eskurza o Roger que con Romario, Zubizarreta, Julio Salinas, Stoichkov, Laudrup, Goikoetxea o Eusebio.
Pasará a la historia por ser el entrenador del mítico Dream Team. Nadie le recordará por fichar a Romerito o por la frivolidad de permitir el debut de Lucendo. Ahora, como entorno, ejerce el periodismo a cambio de dinero, juega a golf y lidera su propia fundación. Aconsejó a Joan Laporta, a quien le unen vínculos profesionales y de amistad, recomendó a sus amigos para ocupar puestos de alta jerarquía en el club y fue el responsable de los éxitos del Barça de Laporta. Para cargar con las culpas de los fracasos ya estaban otros.
Comisiones
Decía Josep Lluis Núñez en 1998: «Cruyff no puede estar en misa y repicando». Núñez le conocía bien después de ocho años de difícil convivencia. En misa y repicando como jugador, como entrenador y como entorno tanto crítico como palmero. Núñez había dado a entender dos años antes que Johan Cruyff cobraba comisiones por la organización de determinados partidos amistosos de pretemporada y por los fichajes de algunos jugadores: «Tiene que defender que había dinero en caja cuando llegó al Barça para fichar a Bakero, Begiristain, López Rekarte, Valverde, Soler, Aloisio, Eusebio, Serna y Unzué, o aceptar que cuando él entró ya estaban fichados. En tal caso, debería admitir que la plantilla del Dream Team se la diseñó otro. Cuando se fue también había mucho dinero en caja porque, por desgracia, nos ahorramos mucho en primas».
“Vendedor de apartamentos”
Más perlas de Núñez en su polémica rueda de prensa del 19 de mayo de 1996: “Cruvff cobra 300 millones de pesetas sin dedicación al club, se va a Andorra a vender apartamentos o inaugurar bancos, y da dos días de fiesta a la plantilla para ir al torneo de golf de Mallorca. En el fútbol base había entrenadores amenazados si cambiaban a Jordi. Hay entrenadores asustados. Iván de la Peña ha podido escaparse del Barça porque Cruyff se negó a pagarle 25 millones de pesetas y Jordi nos pide cinco veces más. Los candidatos que le quieran tendrán que pagarle mucho para que los apoye. Incluso ha habido partidos políticos que han pagado a Cruyff”.
De la Peña y Jordi
27 de septiembre de 1995 Johan Cruyff ofrecía en Catalunya Ràdio una muestra de su genio: "Iván de la Peña es un futbolista de técnica mediocre, pero eso no quiere decir que no pueda aprender. Aprenderá rápido para llegar al nivel técnico que yo exijo, que es muy alto (…) De la Peña sólo juega con una pierna, y si juegas con una pierna no puedes tener una técnica perfecta. En este aspecto mi hijo Jordi es más completo porque juega perfectamente con las dos piernas". Era tan completo su hijo que en cuanto voló solito sin la protección de papá encadenó fracaso tras fracaso en el Manchester United, Celta, Alavés, Espanyol y Ucrania. De la Peña, en cambio, sin llegar a lo que se esperaba de él, ha demostrado ser el mejor de una hornada de futbolistas de la cantera a los que Cruyff dio la alternativa y cuyo rendimiento posterior ha sido discreto por no llamarlo mediocre.
“Yo soy más conocido que el Barça”
"Cuando llegué al Barça, yo era el doble o el triple de conocido en el extranjero que el club, pero ahora se está equilibrando un poco gracias a los últimos éxitos y a la imagen que hemos dado". O lo que es lo mismo, de no haber aterrizado un día Johan Cruyff en el Camp Nou, sólo cuatro indocumentados sabrían de la existencia del Barça. Había que estarle agradecido por compartir su prestigio desinteresadamente, claro, con el FC Barcelona. Lo peor es que daba la sensación de que se lo creía.
Contra los contratos largos
"No sirve de nada atar a un futbolista por muchos años con una cláusula alta porque si le obligas a quedarse no rendirá. Yo no tengo ningún miedo de que un jugador se vaya al Madrid o al Valencia". Por eso su asesorado Laporta -afortunadamente sin éxito- trató por todos los medios de convencer a Ronaldinho para que firmara un contrato de por vida.
“No se ha ido nadie que no quisiéramos”
Respecto a las huidas de Stoichkov y Laudrup dijo: "Desde que yo estoy aquí no se ha ido ningún jugador que nosotros quisiéramos retener". A Laudrup no le quiso retener y el futbolista danés pasó en un año de firmar un 5-0 del Barça al Madrid a disfrutar de idéntico tanteo en el mismo partido pero en el bando contrario gracias a El Maestro, que consideraba que "Laudrup no estaba mentalmente preparado para seguir con la posibilidad de ser suplente". Y tenía razón, Laudrup no estaba preparado para ser suplente de su hijo, ni de Jose Mari, ni de Korneiev ni de Eskurza. Aún tenía fútbol en sus botas para no perder el tiempo en ningún banquillo y sometido a los caprichos de un iluminado. Sí estaba preparado, en cambio, para ser titular y ganar ligas en otro equipo mientras el Barça del genio Johan se veía obligado a volver a ejercer el papel de comparsa por la política de fichajes del responsable de los mismos.
Responsable del éxito
"El club está bien gestionado económicamente pero yo tengo parte de responsabilidad al haber modificado la tradicional política de fichajes". En ese momento el gran Johan seguramente no estaba pensando en Romerito, Escaich, Korneiev, Prosinecki, Jose Mari, Eskurza, Kodro o Angoy. Ni tampoco en los 14 fichajes que se encontró hechos cuando llegó al club como entrenador. Siempre tan preocupado por el dinero. Si había dinero, si dejaba de haberlo... Los directivos no podían hacer de técnicos, pero él podía hablar de lo que hiciera falta como si entendiera de todo.
Suerte que llegó
Dijo en La Vanguardia en sus primeros compases como técnico: "Cuando yo llegué aquí había el motín del Hesperia, cemento en el estadio porque el público no iba al campo y todo el fútbol base era un auténtico desastre, y además los jugadores tenían razón en esta época. Conmigo desde el primer momento el campo se llenó y nosotros jugamos bien". Lo que nunca ha querido recordar es cómo echó Núñez mano del talonario para poner en sus manos una plantilla de película siguiendo los consejos de Javier Clemente. Ni el cemento dominaba el Camp Nou cuando él llegó ni éste se llenó desde el primer día con él. La dramática situación dibujada por Cruyff recordaba a la del laportismo de los dos últimos años de Rijkaard: media entrada en el Camp Nou, pañuelos, el fútbol base viviendo la peor época de su historia y el equipo sumido en la autogestión y anarquía más grande que se recuerda con el visto bueno de sus recomendados Txiki Begiristain y Rijkaard y la inoperancia de su protegido presidente.
Cuando se fue
"Los que llegaron después de mí tuvieron la suerte de coger el equipo en primera fila, la caja del club llena y podían fichar a cualquiera". Los que llegaron tras su cese encontraron la caja igual que él. Sólo que en lugar de fichar a Aloisio y Romerito, los nuevos prefirieron a Ronaldo en detrimento de Kodro. Y es que no se podía entender por equipo de primera fila al integrado por jugadores como Angoy, Busquets, Jordi, José Mari, Eskurza, Celades, Roger, Oscar, Moreno, Velamazán, Escaich, Korneiev… Hubo que cambiarlo todo de arriba abajo para que su sustituto, Bobby Robson, lograra tres títulos con un equipo nuevo, como si tal cosa, en el primer año del postcruyffismo.
Apoyo al Elefant Blau
"Apoyo al Elefant Blau porque como socio quiero explicaciones, la verdad, que no se engañe a la gente. Quiero que este voto de censura sirva para que el Barcelona instituya un control sobre la junta”. Cruyff no era más que un socio de conveniencia que se dio de alta en el club con sospechoso y revelador retraso, como tantos otros amigos de Laporta. Esa conveniencia le llevaba a pedir sobre anteriores juntas un control que con Laporta en la presidencia ya no reclamó, ¿quizá porque ya no le importaba que se engañara a la gente? ¿Quizá porque entonces el socio ya no merecía saber la verdad y no precisaba explicaciones? ¿O quizá porque entonces lo que se llevaba era el descontrol? Que los “controladores” Sala i Martin y Magda Oranich acabaran como directivos disfrutando del premio de viajes y comilonas dice bien poco del control externo al que estuvo sometido Laporta. Y Cruyff, calladito.
No sabe leer un balance
“Y que no me digan que para eso ya está la asamblea de compromisarios. No. A mí me sortean para esa asamblea, yo sé sumar y restar bien, pero no sé leer un balance económico. No tengo ni idea”. Para no tener ni idea, se ha pasado media vida cuestionando balances que no sabe leer. Laporta se ha reconocido fiel seguidor de alguien que no sabe leer un balance, pero que opina sobre ellos.
“Quiero explicaciones”
“Hemos tenido cinco años ganando mucho dinero, pero ahora, en año y medio, se ha liquidado todo, porque ya han empezado a pedir nuevas líneas de crédito. ¿Por qué? ¿Dónde ha ido ese dinero? Quiero explicaciones. Yo no quiero que me digan que todo va bien y que salgan los presidentes de las peñas diciendo lo mismo. ¿Cómo pueden saberlo ellos, si yo cuando estaba dentro no sabía si iba bien o iba mal?”. Pues para no saberlo, tuvieron mérito sus constantes críticas vertidas desde la ignorancia y seguramente al dictado de alguien próximo tan interesado como él en la desestabilización del club. La pena es que con Laporta en la presidencia ya no se planteara “porqués” a los innumerables interrogantes que brindaba la junta de sus amigos. No le gustaba que le dijeran que todo iba bien y con Laporta lo que tocaba era “que no estamos tan mal, hombre”. Y Cruyff, encantado.
Pide un control para el presidente
“Yo no culpo sólo a Núñez. Son todos. La masa social. A Núñez lo entiendo porque le dejan hacer todo lo que quiere, pero lo que hay que buscar es que el que mande en el Barça sea controlado, no por los que él elija, que hacen lo que él les manda, sino por gente cuyo interés sea el Barcelona". Con su amigo Laporta quien controlaba las cuentas era el amigo Sala i Martín, el que se presentó en París con 16 entradas. Y la defensora de los socios, Magda Oranich. ¿Johan Cruyff ya no tenía necesidad de controlar al que mandaba? ¿O quizá es que sólo él y sus amigos tenían la exclusiva del interés sano por el club? ¿Habría olvidado ya todo lo que dijo de Rosell por intentar controlar a un presidente que se desviaba del programa electoral que les unió? No dejaba de resultar paradójico que un tipo que tardó 23 años en decidirse a darse de alta como socio del Barça se permitiera el lujo de culpar a la masa social de los males del club.
Fuga de estrellas
"¿Por qué se va Ronaldo si dice que está bien en el Barça? Que no me vengan con el cuento de los managers, que llevo 30 años tratando con ellos”. También estaban bien Laudrup, Stoichkov y Romario y se largaron del Barça para perder de vista a su entrenador.
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