Una vez más la sombra de Leo Messi, que es alargada, planeó sobre Cristiano Ronaldo en Alemania. La vedette portuguesa tiene la rara habilidad de concitar unanimidad contra él en todos los estadios que visita. No le cae bien a nadie y en todos los campos se lo demuestran. Quizá esa soberbia que muestra dentro y fuera de los terrenos de juego tiene mucho que ver con la antipatía universal que genera.
En Wolfsburgo los aficionados alemanes recurrieron al cántico de "Messi, Messi" para minar la moral del jugador portugués, conscientes de que el apellido del argentino puede alterar al portugués y sacarle de sus casillas. Es una táctica que se pone en práctica en muchos campos de España y de Europa.
Protesta hasta lo que está bien señalado
Lo cierto es que
Cristiano Ronaldo volvió a fallar en una cita trascendental, quizá reservando sus goles para la vuelta si el partido se da con goleada. Ahí está en su salsa. Pero ayer, en Alemania, hubiera pasado desapercibido de no ser por su obsesión por protestarlo todo. Incluso lo que el árbitro señala con acierto. Es el caso del gol que le fue anulado. Estaba en fuera de juego por 12 centímetros, según el estudio analítico realizado por Atresmedia. Pero eso a
Cristiano Ronaldo le da igual. Le hizo gestos al árbitro señalándole que se había equivocado y apareció en la zona mixta al final del partido sin conceder entrevistas, pero repitiendo en voz alta, para que todos los oyeran: "
el gol anulado, el gol anulado". Como cuando abandonó el Camp Nou en una ocasión diciendo "
robar y robar" y haciendo el gesto del hurto con la mano. Calumnoa, que algo queda.
Ya tenía excusa
Cristiano Ronaldo. Excusa barata porque el fuera de juego era real. Hace unos años a
Pep Guardiola, cuando dirigía al
Barça, se le ocurrió cuestionar a un árbitro por anular dos fueras de juego muy justos al
Barcelona. Los dos se consiguieron en posición antirreglamentaria, aunque para saberlo hubo que analizar la imagen repetidas veces. Guardiola felicitó al árbitro con ironía por lo preciso que estuvo haciendo justicia. Y a
Mourinho, entonces entrenador del
Real Madrid, le faltó tiempo para responder: "Hay tres tipos de entrenador: los que se quejan por las injusticias arbitrales, que es mi caso; los que no dicen nada; y los que se quejan cuando el árbitro lo hace bien. Ahí está
Pep".
Ahí está
Pep y
Cristiano Ronaldo, capaz de protestarlo todo, aunque no tenga razón.