Lo hacía Marconi, uno de sus primeros entrenadores en las categorías inferiores del Newells Old Boys. El pequeño delantero iba al campo acompañado por su abuela Celia y cada día se llevaba unos cuantos de estos dulces, los alfajores, a su casa.
Se trata de un dulce típico de Argentina que al parecer traía loco al chiquillo de Rosario, pues su principal objetivo era marcar para llevarse la máxima cantidad de estos bollos a casa.