Pocas veces en la historia del Barça un futbolista se ganó tanta estima a cambio de tan poco. Maxi llegó al club azulgrana en el mercado de invierno de 2005. Procedía de River Plate, con 20 años, y era sinónimo de futuro.
En verano de 2006, y tras el fichaje de Gudjohnsen, Maxi decidió volar a Mallorca. Jugó 29 partidos y anotó 3 goles. En la 2008-09 se marchó a Moscú, luego llegó el Gremio de Brasil y en verano de 2010 aterrizó en Italia para jugar en el Catania. Justo hace dos meses, cedido el Milan, que se ha guardado una opción de compra.
Hoy, como ante el Chelsea siete años atrás, esperará su turno desde el banquillo soñando con tener otra noche mágica, ahora ante su Barça.