Porque, aunque a lo largo de la pretemporada se haya visto que este nuevo Barça de Tito Vilanova no es nada nuevo, tarde o temprano tendrán que empezar a notarse diferencias respecto a la marca dejada por Guardiola en la entidad culé. Puede que no en el estilo de juego, pero un entrenador tiene que lidiar con muchas más cosas: La presión de la prensa, los problemas internos, los debates, la gestión del vestuario cuando las cosas vayan mal, las formas, la imagen... todo eso cuenta y una mala decisión en alguno de esos aspectos puede acabar repercutiendo en los resultados.
Y para todo eso Tito Vilanova no es Guardiola, y poco a poco irá marcando su estilo y dejando su sello. Ese sello es el que quiere medir Mourinho a partir de esta noche. Sobre el césped seguirá esperando al Barça de siempre (él mismo lo dijo ayer), el que intentará quitarle el balón a su Madrid y marearle hasta encontrar el hueco, pero un Clásico alberga muchas más cosas. Y si es a doble partido, todavía más.
En el primer año de Mourinho en el club blanco, el Madrid sólo pudo ganar la Copa del Rey. El año pasado logró ganarle la Liga al Barcelona por nueve puntos de diferencia y batiendo el récord de puntos y goles. Simplemente eso era ya una gesta encomiable, pero el luso sabía que para que su triunfo fuese completo y, de alguna manera, verdaderamente válido, tenía que ganarle un partido a los azulgrana. Y lo hizo. El 1-2 del Camp Nou el pasado mes de abril terminó por hacer hincar las rodillas en el suelo al equipo de Guardiola, que asumió que esta vez había perdido el pulso. Después llegó la marcha de Pep. Y ahora, sea mucha o poca, necesariamente hay incertidumbre.
De esa incertidumbre, de ese pequeño cambio quiere aprovecharse el Madrid, cuyo grupo de jugadores ha ido poco a poco quitándose de encima ese peso de encima que suponía no ganarle al Barcelona por mucho esfuerzo que hiciera. El camino recorrido desde hace dos años hasta aquí ha sido progresivo, casi como un parto, encajando derrota tras derrota cada vez con algo menos de dolor y con más sensación de dominar el terreno, de estar cada vez más cerca. Y el triunfo liguero de hace cuatro meses confirmó que se ha dado con la tecla.
Para intentar ganar otra vez en feudo barcelonista e instalar una pequeña psicosis en la ciudad Condal de cara a la vuelta en el Bernabéu no podrá estar Pepe, debido a su encontronazo con Casillas el pasado domingo. El portugués quería jugar, pero tendrá que contentarse con ver el partido desde la distancia. En su lugar saldrá Albiol, que tendrá la oportunidad de demostrar que puede cumplir con creces cuando se le necesita. Coentrao seguirá instalado en la banda izquierda debido a que de Marcelo aún no entrenó mucho con el grupo y Khedira formará con Xabi en el mediocentro. La duda es saber si Mourinho apostará por la casta de Higuaín o la velocidad de Benzema arriba.
Por lo demás, el partido servirá para que Messi y Cristiano reanuden su particular duelo por el Balón de Oro. En eso lleva ventaja el portugués, que además marcó en sus últimas tres visitas al Camp Nou y en los últimos tres Clásicos. Y estará picado después de su partido ante el Valencia. No puede haber mejor noticia para el Madrid que un CR7 motivado por superarse a sí mismo. Él, como el Madrid, se juega esta noche dar el golpe de gracia para rematar a su máximo rival.
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