Descartado el fichaje de Ronald Koeman porque implicaba el pago de una cláusula de rescisión al Ajax, el 18 de junio de 2003 La Vanguardia titulaba una información con un explícito "Hiddink es el elegido" por Laporta para el banquillo del Camp Nou. Sin embargo, dos días después el mismo diario rectificaba: "Las conversaciones con Hiddink se han complicado mucho tras no llegar a un acuerdo sobre el sueldo del técnico, al que ofrecían dos temporadas de contrato. En la web del PSV se reveló ayer una conversación privada entre Hiddink y el presidente del PSV, Harry Van Raaij, en la que el entrenador le dijo que no aceptará la oferta azulgrana". La tercera opción, Van Basten, fue descartada por su absoluta inexperiencia. Y la cuarta, Frank Rijkaard, fue finalmente aceptada, pero con muchas dudas. Su currículum mostraba una trayectoria cuestionable como seleccionador con un pobre balance en la Eurocopa recientemente celebrada en Holanda. Tras su dimisión se hizo cargo del Sparta de Rotterdam, al que descendió de categoría. Cuando el Barcelona se dirigió a él, a instancias de Johan Cruyff, se encontraba en el paro. Era la cuarta opción y la más económica. Fue el único que estuvo dispuesto a trabajar con un sueldo de un millón de euros.
Cuestionado
Le tocó la lotería: "Fichar por el Barça ha sido una sorpresa, no me lo esperaba", dijo a su llegada. Sus primeros pasos generaron muchas dudas en el entorno blaugrana. El 7 de octubre de 2003 El Periódico razonaba que "el Barça es un reflejo de la indefinición táctica de Rijkaard y de su apuesta por un grupo de jugadores de la era Van Gaal. La ausencia de un goleador y la poca participación de los fichajes generan desconfianza en el proyecto”. En esa época Puyol actuaba como lateral derecho. Y el Barça protagonizaba el peor inicio de liga desde la temporada 1987-88, lo que llevó a Laporta a reconocer en Sport el 25 de diciembre de 2003 que "Rijkaard está condicionado a la efectividad...como todos". Un aviso en toda regla. Los problemas se acumulaban y La Vanguardia titulaba el 8 de enero de 2004: "Rijkaard dispara contra el equipo: quien salga por la noche será castigado con dureza". No podía imaginar entonces lo que le esperaba y lo que tendría que tragar con este tema.
El equipo no está equilibrado
Y Johan Cruyff aportaba su toque de armonía como gurú del entorno afirmando que “el equipo no está equilibrado”. Acto seguido Rijkaard, contra las cuerdas, se agarraba a su valedor intentando evitar el KO: "Desde el primer día supe que el equipo no estaba equilibrado", repetía. ¿Y quién había construido este equipo? ¿Quién se había llevado el protagonismo y la popularidad confeccionando la nueva plantilla? Sandro Rosell, y contra él iban los dardos. Y mientras Márquez admitía públicamente que el entrenador estaba en peligro, Rosell le ratificaba aún en el caso de que el equipo fuera eliminado de la copa. El vicepresidente afirmaba en La Gradería, de Radio Barcelona: "La idea es mantener el proyecto iniciado por Rijkaard y, si tuviera que apostar, lo haría a favor de que continuará la pareja Txiki-Rijkaard".
El 29 de enero Rijkaard advertía en La Vanguardia: "Si sigo, yo decidiré los fichajes", un directo a la mandíbula de Rosell por parte de alguien que se sentía bien respaldado, aunque hasta Josep María Casanovas dudaba en Sport de su capacidad por esas fechas: "Ya es un clamor que Rijkaard no da la talla y que sólo le puede salvar el marcador" mientras desvelaba que el técnico tenía negocios con Cruyff. Daba la sensación de que estaba ya sentenciado.
Davids cambia la dinámica negativa
Pero llegó Edgar Davids a propuesta de Johan Cruyff, Rijkaard cambió el estilo de juego y el equipo protagonizó una segunda vuelta memorable, con un gran Saviola, que le llevó incluso a rozar el título dejando atrás a un Real Madrid que a mitad de competición llegó a sacarle 15 puntos de ventaja. Cuesta entender que el fichaje de Davids obrara el milagro de equilibrar un equipo desequilibrado. Teniendo en cuenta que la carrera de Davids estaba ya en pleno declive, tal y como demuestra su pobre rendimiento posterior en el Inter, Tottenham y Ajax, quizá habría que plantearse por qué quienes planificaron la plantilla no contemplaron antes la necesidad de tener en el equipo a un hombre que cumpliera la función de Davids. La llegada de Deco, propuesta por Rosell para el primer año del laportismo, no fue tenida en cuenta. El tiempo volvería a darle la razón a Sandro Rosell con Deco.
Mejora de contrato
Laporta desvelaba en Onda Cero cómo llegó Frank Rijkaard al club: “Yo soy el abogado de Cruyff y un día coincidimos los tres. Hablamos de fútbol y desde entonces se creó una relación". Y añadía: “a la hora de fichar entrenador mi propuesta siempre fue Rijkaard”. El propio técnico se encargaría de desmentirle el 5 de febrero de 2006 en una entrevista publicada en l´Equipe: “Ya sé que no era la primera opción de Laporta, pero no es algo importante”. Otra mentira presidencial. A no ser que el presidente no se hubiera enterado de los contactos establecidos con otros tres entrenadores antes de apalabrar a Rijkaard de la misma forma que no sabía nada sobre las inclinaciones políticas de su cuñado o de la operación de espionaje organizada contra cuatro de sus vicepresidentes a sus espaldas. Durante el mandato de Laporta hubo mucho de ingenua ignorancia.
Los excelentes resultados de la segunda vuelta propiciaron una revisión de su contrato. La noticia no se anunció oficialmente, la soltó Txiki en “Tu dirás” a Jordi Basté casi por casualidad. Y El Periódico desvelaba el 11 de noviembre de 2004 que Rijkaard "recibirá un aumento del 20% sobre su contrato de 1 millón de euros, además de los mismos premios por títulos que cobran los jugadores”, información que no coincidía con la facilitada por Txiki. En realidad el aumento era sobre el fijo y el variable.
Soriano volvía a repetir con Rijkaard la historia de todos los cracks: "El acuerdo responde al esfuerzo que hizo Rijkaard para aceptar unas condiciones por debajo del mercado cuando fichó por el Barcelona". Es decir, todo el mundo perdía dinero aceptando la oferta del Barça, pero todo el mundo lo recuperaba con creces. Y a la hora de la verdad el Barça acababa pagando más que cualquier otro posible postor. El caso de Rijkaard era sumamente curioso. Fue el único entrenador, de todos los consultados, que aceptó hacerse cargo del equipo por un millón de euros. Y no perdió dinero aceptando porque estaba en el paro y nadie se interesaba por él. O sea, que “no hizo ningún esfuerzo por aceptar las condiciones por debajo del mercado”. Luego, después de la primera temporada sin haber ganado nada, no se le mejoraba un 2, un 3, un 4% como a cualquier otro trabajador. Se le incrementaba un 20% del fijo y se le igualaba con los jugadores en los premios variables. Es difícil entender el sacrificio que hizo Rijkaard fichando por el Barça y el dinero que dejó de ganar. Aquí nadie pierde. Todo el mundo gana.
Ten Cate
La cuestión es que Rijkaard vio mejorado su contrato y confirmada la continuidad de su ayudante Ten Cate, el mismo que según El Rondo de Carazo en Sport del 14 de noviembre de 2004 "no era partidario del fichaje de Deco. A un directivo le dijo, mirándole a la cara, que no era un jugador para el Barça y que no hacía ninguna falta. Sobre Eto´o aseguró que no era el 9 que necesitaba el equipo. También ha hecho bromas en público sobre la cantidad de brasileños que hay en el club y, en su día, soltó la caballería encima al pobre Saviola". Deco, brasileños, Saviola… No es extraño que Cate acabara como primer entrenador del Ajax, el otro equipo en donde el "padrino" Cruyff tiene mano.
Habla bien y mal de Rosell
Y después de mejorarle el contrato, el siguiente paso fue renovárselo. Leído en Sport el 16 de enero de 2005: “Laporta ya piensa en renovar a Rijkaard”. “Es uno de los mejores técnicos de Europa, por no decir el mejor”. Respuesta de Rijkaard al día siguiente: “Toda la junta directiva está trabajando de puta madre”. Y añadía, quizá llevado por la euforia: “Considero “historias exageradas” lo que han publicado los medios sobre Laporta y Rosell. Rosell ha trabajado mucho hablando de fichajes y a favor del equipo”. Todo un hombre de empresa. En ese momento Rijkaard tenía la consigna presidencial de defender en público a Rosell. Seis meses más tarde, con el vicepresidente ya fuera del club, su nuevo contrato le obligaría a contradecirse cambiando su discurso y cargando las tintas contra Rosell: "Cuando no se está nunca, no te puedes comunicar con él. Él nunca ha confiado en nosotros y si no hay confianza, ¿cómo podemos trabajar juntos?”, mientras Ten Cate mostraba en La Vanguardia su rencor: “Ni Frank ni yo olvidamos que pidiera nuestra dimisión la segunda vez”.
O mentía en enero o mentía en junio. Pero en algún momento mentía. Y Laporta, el mismo que decía que su amistad con Rosell no podía romperse por nada del mundo, cerraba filas con el técnico recomendado por su cliente Cruyff: “Rijkaard llevaba mucho tiempo aguantando. Le entiendo. Ha estado elegantísimo en las formas y muy elegante con la institución. Pero llegó un momento en que el vicepresidente se quejó de que se lo habían saltado y eso provocó que Frank saltase. Yo hubiera preferido que no hablase, pero le entiendo”. Y añadía: “Es evidente que Sandro no estaba a favor de que Txiki y Rijkaard dirigieran el proyecto deportivo”.
Renovación
Y ya en mayo de 2005, poco después de alzarse con la primera liga, empezaba a circular el rumor de la inevitable marcha del técnico, tarde o temprano, al Milan. Explicaba La Vanguardia el 31 de mayo de 2005: “El Barça se exige atar a Rijkaard (…) El club quiere mejorar el contrato del técnico, que interesa a Milan y Ajax”. Era evidente que así podía justificarse tranquilamente el nuevo aumento en su ficha. ¿Recuerdan que llegó perdiendo dinero? Dos mejoras de contrato en dos años le resarcirían ampliamente. Proseguía La Vanguardia: “A Rijkaard no le ha llegado una oferta formal procedente del Milan, pero el Barcelona sabe que sí que hay una declaración de intenciones. Algo así como una percepción de que un año u otro el holandés terminará en el banquillo de San Siro. El Barça es consciente y admite que si el Milan se lanza a por Rijkaard, sería casi imposible retenerlo porque para el holandés es su segunda casa”. O sea, que su compromiso con el proyecto de Laporta dependía de que Berlusconi le reclamara o no. Y para evitar la fuga, nada mejor que llenarle los bolsillos. Por otra parte, el Milan jamás llamó a su puerta. Será su segunda casa, pero nadie de ese club se ha interesado por él a día de hoy. ¿Había que engañar para justificar un injustificable aumento de ficha?
Rijkaard firmó por cuatro años revisables en la segunda temporada. Si decidía marchar, debía abonar una cláusula de penalización de entre 1, 5 y 2 millones. Y, lógicamente, ante la amenaza de que este hombre que fue rescatado por el Barça del paro pudiera huir, estaba más que justificado el interés de Laporta por cubrirle de oro. Explicaba Sport el 4 de junio de 2005: “El Milan y el Ajax quieren a Rijkaard. Por eso Laporta se apresta a renovarle (…) Superada la crisis de la directiva, será el primer objetivo del presidente (…) Quiere blindar su continuidad para consolidar a largo plazo su proyecto”. Ese era el objetivo de Laporta. Rijkaard no debía tenerlo tan claro, porque tardó cuatro meses y medio en aceptar la propuesta del club.
Cobró un millón de euros en su primer año. En el segundo se le aumentó un 20%, o sea, 1,2 millones. En el tercero el precio de su compromiso se disparó a 3 millones.
Tramullas sube al primer equipo
Un mes después de que Laporta anunciara que el acuerdo era total y que sólo faltaba la firma, el 15 de julio de 2005 estábamos igual. La Vanguardia afirmaba: “El Barça espera la firma de Rijkaard antes del stage (…) El acuerdo es total y sólo falta la rúbrica de todo el equipo técnico”. Y añadía en su información un dato muy interesante:”Rijkaard contará con el asesoramiento de uno de los fisiólogos del club, Antoni Tramullas, para preservar el estado físico de los futbolistas”. Ya fuera del club Rosell y Monés, el incómodo directivo responsable de la parcela médica, el socio y amigo de Cruyff entraba por la puerta grande, y sin necesidad de dar explicaciones ni de convencer a nadie, en el staff del primer equipo para trabajar al lado del técnico también recomendado por El Maestro.
Estábamos ya en el 16 de agosto de 2005 y la renovación inminente seguía en fase de negociación. ¿Tanto costaba convencer al técnico para mantenerle en el proyecto? En esas fechas explicaba Sport: “Rijkaard no tiene prisa por renovar”
Incluso en la asamblea del 21 de agosto, Rijkaard, él sabrá por qué, no quiso proporcionarle a Txiki la oportunidad de anunciar la gran noticia a los socios. Tuvo que conformarse con esto: “Sólo faltan una cláusulas y una letra muy pequeña para anunciar de manera oficial la renovación de Rijkaard”.
Los flecos
Tres meses después del inicio de las negociaciones de renovación, Mundo Deportivo ponía luz a tanta tiniebla el 22 de agosto de 2005: “Algo más que flecos frenan la renovación de Rijkaard (…) La firma se demora por una serie de omisiones y cambios imprevistos en el contrato (…) Tras pasarse la mayor parte de la campaña 2004-05 entrenando con botas del patrocinador del club, ahora ha vuelto a su marca de siempre y en los primeros desplazamientos su indumentaria de viaje no ha sido la oficial”.
“Ha habido divergencias al respecto de los derechos de imagen y la indemnización a pagar por el técnico en el caso de ruptura unilateral, un derecho que Frank se quiere reservar”. O lo que es lo mismo, su adhesión al proyecto dependía de una serie de factores cien por cien económicos y comerciales que estaban al margen del acuerdo de duplicar su ficha.
La renovación de Rijkaard se convertía en un culebrón. La letra pequeña daba mucho de sí y el compromiso con el proyecto venía marcado por la opinión de los abogados. Fue como un periodo de gestación. En enero Laporta hizo público su deseo de renovar a Rijkaard y el acuerdo no llegó hasta el 20 de septiembre de 2005, cuando firmó hasta el 2009 con un cláusula que dejaba claro que no tenía que pagar nada si decidía romper unilateralmente el contrato, aunque contemplaba que, en caso de destitución, el club debería abonarle el resto de la ficha que le faltara por cobrar, como así ocurrió.
Castigo a Ronaldinho y Deco
Ya renovado, Rijkaard decidió prescindir de Ronaldinho y Deco excluyéndoles de un desplazamiento a Sevilla con la excusa de las rotaciones y ante el alborozo de Johan Cruyff, que se encargó de pubicitar y aplaudir el “castigo”: “Si no rindes, pongo a otro. Rijkaard tomó una decisión difícil pero que era necesaria, perfecta, porque aquí no hay nadie intocable”.
Rota a Xavi y KO en la copa
El “descanso” de Ronaldinho y Deco le obligó a realizar juegos malabares para justificar su decisión. Por ejemplo, dar descanso a Xavi, que en ese momento estaba viviendo uno de los momentos más dulces de su carrera, y reservarle en un Barça-Zaragoza en el Camp Nou que finalizó en empate y que acabaría convirtiéndose en el KO azulgrana en la competición copera. Ni siquiera adoptó la precaución de dejarle en el banquillo, por si acaso. Lo envió directamente a la grada y el equipo perdió su concurso para solucionar una eliminatoria que ya se esperaba complicada. Pero se trataba de normalizar el “castigo-descanso” a Ronaldinho y Deco extendiéndolo a otros pesos pesados de la plantilla de forma indiscriminada y con el agravante de que, al término del partido, llegaban quince días de inactividad provocados por los compromisos de las selecciones. ¿Tenía que descansar Xavi en el Barça para llegar descansado a la selección?
Lo bueno del caso es que llovía sobre mojado. El año anterior, en La Romareda, el Barça quedó eliminado de la misma competición. El equipo azulgrana parecía tener controlada la eliminatoria y Rijkaard sacó del campo a Ronaldinho, circunstancia que aprovechó el equipo local para desnivelar la contienda a su favor y dejar apeado al Barça del torneo del ko.
En octubre de 2006 Rijkaard acabó admitiendo que ponía en práctica el sistema de rotaciones para mantener el buen ambiente en el vestuario.
Laporta pide cambios
Y mientras Rijkaard maldecía a quienes se atrevían a entrever influencias externas en sus decisiones, Joan Laporta, siempre pendiente de su cuota mediática, se despachaba el 4 de octubre de 2005 con unas declaraciones en TV3 que llevó a El Periódico a titular: “Laporta pide cambios (…) El presidente cree que se ha de retocar el sistema de juego y recuperar el equilibrio”. Johan Cruyff no dijo nada. Las decisiones deportivas las tenían que adoptar los profesionales, salvo que fuera su amigo Laporta quien se propusiera jugar a técnico y plantear retoques y equilibrios.
El fichaje de Maxi López
Ya sin el yugo controlador de Sandro Rosell, el tándem Txiki-Rijkaard podía fichar lo que se le antojara para mejorar el equipo. El 8 de enero de 2006 José Luis Carazo lo corroboraba en Sport: “Maxi López llegó al Barcelona de la mano de Herman Rijkaard, hermano del entrenador del Barça y agente FIFA. El Barça pagó 7,2 millones de euros. 6 a River, 900.000 al jugador y 300.000 en comisiones”. Eso, acabar con las comisiones, fue uno de los compromisos del laportismo con su electorado. Aunque, claro, la promesa la hizo desde el desconocimiento.
El principio del fin
El 26 de agosto de 2006, después del descalabro blaugrana en la final de la Supercopa de Eurocopa en Mónaco ante el Sevilla (0-3), Miguel Rico denunciaba en Sport que “en vísperas de la final, varios jugadores participaron en actos benéficos –Belletti y Marquez- y ayer mismo, ya en Montecarlo, a Ronaldinho se le permitió participar en un acto de Sony. Una autorización que, se mire como se mire, no parece propia de un club serio que está jugando un título continental. Sin embargo, ahí estaba Ronnie, hablando de todo menos del partido”. La autogestión del vestuario y la autocomplacencia de los mandos empezaba a reinar en el Barça. Sólo era el primer capítulo de una sucesión de despropósitos que convertirían la temporada en nefasta. Era el principio del fin de Rijkaard como entrenador del FC Barcelona. Tuvo en sus manos al mejor equipo del mundo y se le escapó entre los dedos porque no supo gestionarlo para mantenerlo en la cima a la que había llegado por méritos propios.
Mascaró, el de la botella medio llena, contemplaba el panorama con más optimismo: “Cura de humildad a tiempo”. Habría que preguntarse ¿quién no había sido humilde? ¿La prensa o Laporta asegurando que iban a por los 7 títulos? Mascaró lo tenia claro y cargaba contra los jugadores. ¿Contra quién si no? “Por cierto, ¿dónde estaban todos los cracks que fueron homenajeados el jueves por la tarde en una gala principesca”. Aunque, eso sí, Mascaró empezaba su artículo de reflexión sobre la derrota del Barça explicando que el Madrid estaba fatal. Luego sería el campeón de liga.
Penosa imagen del entrenador de UNICEF
El 31 de octubre de 2006 la imagen de un Rijkaard crispado dio la vuelta al mundo cuando al término del Barça-Chelsea de la Champions League, que finalizó con empate a uno, se dirigió al centro del terreno para censurar al colegiado, el italiano Farina, con los ojos salidos de sus órbitas, semblante crispado y escupiendo al suelo, por recortar en cuarenta segundos los seis minutos anunciados del tiempo de prolongación. El entrenador del equipo de UNICEF no ofrecía al mundo la mejor imagen de un club solidario que pretendía ser más que un club, también en la derrota. “La UEFA debería castigar a árbitros tan malos”, reclamaba el técnico holandés al término del encuentro.
Más vacaciones que nadie
Lo denunciaba Mundo Deportivo el 22 de diciembre de 2006: “El equipo de Rijkaard es el que tiene más vacaciones (…) En total, doce días de descanso que los jugadores aprovecharán para viajar junto a sus familias y recuperarse de un duro año”.
Aún así, Deco, Ronaldinho y Márquez llegaron tarde a la cita del primer entrenamiento.
¿Dónde está el principio de disciplina?
A Rijkaard le sentaron muy mal las críticas que determinados medios de comunicación –entre los que no figuraba Anton Maria Espadaler-, vertieron contra Ronaldinho, Deco y Márquez por retrasar 48 horas su incorporación al club y anunció al mundo que el acto de indisciplina quedaría sin sanción. Lo que no intuía es que un miembro del vestuario, Samuel Eto´o, empezaría ese día a incubar una venganza que alcanzaría su punto culminante unos meses después en Vilafranca. El pasotismo de Rijkaard no sentó nada bien en el vestuario, en donde la complacencia para según quién no estaba bien vista. “Lo estoy gestionando a mi manera”, decía. “Se trata de un caso aislado que sólo sucede una vez al año. Estamos exagerando”. A eso Laporta lo llamaba “una manera original de resolver el problema”. Luego lo definiría como “autocomplacencia”.
Vuelve a perder los nervios en Montjuic
El 14 de enero de 2007 Rijkaard se desesperaba en el banquillo de Montjuïc con la derrota de su equipo en el derby y respondía con un puñetazo contra la pared del banquillo a un gol de Tamudo que adelantaba al Espanyol en el marcador. Resultado: rotura de cristales. El entrenador del equipo de UNICEF volvía a perder la compostura y el mínimo exigible de deportividad que podía esperarse del “más que un club”.
Edmilson: "Hay que guardar más descanso y salir menos"
A Rijkaard empezaba a escapársele el control del vestuario. Él parecía no enterarse, quizá por eso sus propios jugadores optaron por recordárselo varias veces en público buscando una reacción. Edmilson, por ejemplo, diciendo: “Hay que ser profesional, guardar más descanso y salir menos”. ¿Hacían falta más pruebas para adivinar que algo no funcionaba en ese vestuario? Por lo visto, sí. Txiki Begiristain continuaba instalado en la autocomplacencia siguiendo el día a día a través del teletexto. Y ahí no aparecían noticias sobre los líos del vestuario. Sólo podía leerse que el Barça comandaba la clasificación.
Mascaró, feliz porque se queda
Escribía Mascaró en Sport el 18 de febrero de 2007: “Ni Schuster, ni Van Basten ni Klinsmann. El entrenador del Barça para la próxima temporada será…¡Rijkaard! No saben el alegrón que me llevé cuando el holandés pronunció las palabras mágicas “Me quedo”. Apenas unos meses después, en cuanto recibió la luz verde correspondiente de quien decidía estas cosas, Mascaró se despacharía a gusto contra Rijkaard, cargándole la responsabilidad de buena parte de los males del equipo. Y, curioso, mientras por esas fechas Mundo Deportivo le dedicaba a Rijkaard su portada con un título a toda página “Quédate”, Sport, con el mismo tamaño, hablaba de “los favoritos” para suceder a Rijkaard y se decantaba por Schuster y Van Basten como los mejor situados. Sport optaba por la “línea Rosell”.
A Cruyff no le sorprendió su continuidad
El 19 de febrero de 2007, en la contraportada de La Vanguardia, Johan Cruyff presumía de que “yo lo tenía claro. Frank Rijkaard iba a seguir. Y no veo por qué no iba a ser así si resulta que los mismos que lo eligieron, que lo mantuvieron en el cargo cuando muchos lo consideraban un inútil incapaz de liderar este proyecto, siguen pensando que nadie mejor que él para liderar la transición. Esto no funciona por amiguismo sino por convicción (…) Llevábamos tantos años sin un lío en el vestuario –los únicos líos y mucho más dañinos se han producido a nivel de elecciones–, que ahora lo ocurrido ha parecido primero sorprendente y luego terrible”. Los líos que se avecinaban iban a dejar pequeños hasta los que él mismo provocó en su época de jugador. El tiempo demostraría que Rijkaard no estaba capacitado para liderar la transición de un equipo que tuvo que esperar a la llegada de Guardiola para ofrecer lo mejor de sí mismo.
MAÑANA, PRÓXIMO CAPÍTULO
Rijkaard, la cuarta opción (II)
Frank, no hace falta que te quedes / Gudjohnsen descubre el pastel / Responde Valdés / Así se prepara un Barça-Madrid / “Más que un entrenador” / Juegan como entrenan / La preparación física, en el ojo del huracán / Edmilson, en mal estado / ¿Mal preparados? / Sus reflexiones / Respuesta de Xavi / “La novia de Rijkaard se carga el código interno del Barça” / Eto'o, de copas por Hong Kong / “Es lo que hay” / “Rijkaard tiene que ser más exigente” / Desde fuera se ve mejor / "Quizá sea bueno que no hayamos ganado la Liga" / Se levanta la veda / Rijkaard no se entera / Promesas incumplidas
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