La purga de las minorías
Pero Rosell no se fue solo. Las personas que llegaron al club de su mano fueron invitadas a marchar o se fueron por propia iniciativa ante la perspectiva de un futuro nada agradable. El primer cese fue el de Josep Colomer, responsable del fútbol base. Poco después le tocó a Pere Gratacós. El luego seleccionador catalán, entonces al frente del Barça B, anunciaba su adiós convencido de que su destitución se debía a su posible identificación con Rosell y Colomer. Pero la purga no se limitaba a la parcela deportiva. También alcanzaba a los despachos. Como primera medida, Laura Alsina pasaba de reportar al director general a rendir cuentas con el de marketing. El 30 de junio su contrato indefinido era cortado. Calzada y Josep Vergés, jefe de recursos humanos, le comunicaron el cese. Ningún directivo dio la cara. Qué casualidad, el recambio de Laura Alsina era Javier Muñoa, ex empleado de Diamond Cluster Consulting, la empresa de Soriano e Ingla, que también sería decapitado tres años después, cuando su valedor “traicionó” a Laporta abandonándole a su suerte.
Si Ronaldinho y Deco ficharon por el Barça y no por una persona, los empleados parecían pertenecer a las personas. Mientras la mayoría organizada de la directiva celebraba su victoria sobre los “desleales” minoritarios y se aprestaba a consumar su venganza con los restos del naufragio rosellista, El Periódico recogía el 28 de septiembre de 2005 una curiosa noticia acerca de un popular personaje de la cultura y el espectáculo: “Raimon alerta contra la marginación de las minorías”. El cantautor añadía: “El PP me ha borrado de Valencia”. En todas partes cocían habas. Malos tiempos para las minorías, que acabarían resurgiendo en el Barça cuando sólo la minoría respaldó la continuidad de Laporta en la moción de censura de 2008. Entonces no fue relevante la opinión de la mayoría.
Sólo se salva uno
Laurent Colette fue el siguiente. Ejercía como director del área de instalaciones y había llegado al club con la bendición de Rosell después de su paso por Nike y Port Aventura. Y el 13 de marzo salía del club el último reducto del rosellismo, Juanjo Castillo, que entonces ejercía sus funciones en la Oficina de Atención al Jugador. Si el despido no se produjo antes fue por el temor a la reacción del grupo brasileño del vestuario, que, por cierto, recibió la noticia con evidente malestar. Castillo explicó más tarde en el programa Hat Trick de COM Radio que en el despido hubo razones “‘políticas’ porque me ha pasado factura mi amistad con Sandro Rosell”. Castillo dijo que en el Barça habían sido despedidos todos los que mantenían alguna vinculación con el ex presidente, “salvo uno y no voy a decir su nombre para no perjudicarle”. Y advirtió para quien todavía no se había enterado (casi todos en la directiva) que “lo de Vilafranca cambió al grupo”. Efectivamente, nada volvió a ser igual en el vestuario desde que Eto´o, el amigo y protegido de Laporta, disparó contra todo y contra todos.
Vía libre a los intermediarios
El 28 de junio de 2006 e-noticies.com anunciaba que el club entraba en la rueda de los intermediarios a pesar de las buenas intenciones de esta junta en sus inicios, cuando se aseguraba que no recurrirían a esta figura y que sería el propio club quien concretaría las operaciones, ahorrándose la participación en el negocio de los comisionistas. Y para negociar el fichaje de Gudjohnsen hubo que recurrir a Jorge Mendes, el amigo de Mourinho, que ni siquiera era el agente del jugador, ya que sus asuntos los llevaba su propio padre, Arnor, también agente FIFA.
Cuando Rosell era vicepresidente deportivo del club declaró al diario Sport el 19 de junio de 2003 que “la época en la que los intermediarios se hacían ricos a costa del Barça se ha acabado. No pagaremos un sólo euro de comisión. Nadie negociará en el nombre del Barça, porque iremos nosotros directamente a hablar con los clubs, con los jugadores y con sus agentes, pero seguro que no se desviará un solo euro".
Con manifestaciones como éstas se entiende que Rosell fuera un personaje incómodo en la directiva de la transparencia. Si en algún momento se debatió en la junta la necesidad de pagar una comisión a un intermediario para fichar a Gudjohnsen, seguro que Laporta se salió con la suya por unanimidad, ahora de verdad, a diferencia de lo que sucedía antes, cuando había que vencer la resistencia de cuatro “desleales”.
15 a 4
Mientras Rosell, el que estaba organizado y en plena campaña electoral, mantenía su silencio, Laporta no perdía la oportunidad de proseguir con su campaña de desprestigio contra su ex amigo. El 13 de agosto de 2006 saboreaba una gran temporada explicando a Mundo Deportivo que “me da lástima ver cómo actúan algunos. Es tan obvio que la situación es tan buena que merece festejarse. Parece que algunos no disfrutan ni estos momentos. Su resentimiento, filias y fobias les impiden celebrarlo. Lo lamento de veras porque yo he compartido grandes momentos con ellos, pero no quisieron seguir compartiendo nuestro modelo (que a la postre se ha revelado que era bueno) y prefirieron marcharse. Hubo gente que no aguantó la crisis de esperar que llegara el éxito, la crisis de la presión”.
Ahora sentía lástima. Laporta, obviamente, no recordaba cómo “disfrutaba” él durante el centenario del club, cuando todos los equipos profesionales de la entidad fueron campeones de liga. Entonces él no tenía problemas de “resentimiento, filias y fobias que le impedían celebrarlo”. Él es un hombre de acción que no se podía conformar con eso y estaba ya urdiendo en la sombra su estrategia para acabar con la euforia de los barcelonistas, que no tenían derecho a estar felices porque aquel Barça, aunque triomfant, no era el suyo. Incluso Rijkaard se cansó de esa línea belicosa y acabó desmarcándose del tono agresivo de su presidente. Era tan soberbio que hasta llegó a creerse que si las cosas funcionaban era sólo porque su proyecto era el bueno. En ese momento desconocía que por su culpa “su” proyecto se iba a ver envuelto en una crisis que duraría dos años una vez perdido el rebufo de la obra de su directiva original. Rosell y el resto de dimisionarios no aguantaron. Y no porque no supieran esperar la llegada del éxito, sino porque en cada acción de Laporta se adivinaba un paso más hacia el fracaso. Laporta se encargó de convertir en vicioso lo que empezó siendo un círculo virtuoso. Unos lo vieron en 2005. Otros, en 2008. Aquel proyecto victorioso elegido por los socios en 2003, había ido perdiendo efectivos hasta dejar a Laporta en minoría. Al final fueron más los que prefirieron irse que los que optaron por la lealtad sin condiciones a su persona. 15 a 4. Tan amante de las mayorías, Laporta volvería a quedarse en minoría, como en sus inicios. Se le fueron 15 y sólo conservó a cuatro directivos del proyecto original votado por los socios.
No a Cristiano Ronaldo
En una entrevista concedida a infoesports.com, Rosell le negaba su bendición a la noticia del momento, el posible interés del Barcelona por Cristiano Ronaldo. “A mí personalmente no me gusta este tipo de fichajes, a golpe de talonario, porque son obvios, cualquiera los puede hacer mirando la tele o leyendo los diarios. Yo apuesto por un equipo de observadores y un equipo deportivo que funcione de verdad y se busquen talentos que exploten aquí y no en otro lugar y que luego vengan aquí porque les pagan más”. Así llegó Thierry Henry a Barcelona. En esa misma entrevista Rosell advertiría que “Ronaldinho ahora no es feliz”, quizá porque la directiva no había cumplido alguna promesa a la que se comprometió con él.
“Yo lo veo bien”
Txiki Begiristain se encargaría de responderle: “¿Que Ronnie no es feliz? Yo lo veo bien”. A eso mismo lo llamó Laporta un año más tarde “autocomplacencia”. También podría ser un problema de visión o de irresponsabilidad técnica. Ronaldinho empezaba en esa época a perderse como persona y como futbolista y el responsable de la parcela técnica del club lo veía “bien”. Los administradores del club estaban empezando a perder a Ronaldinho, un patrimonio de incalculable valor a quien se quería renovar de por vida a precio de oro y al que no supieron sacarle el máximo rendimiento, ni deportivo ni económico.
Sin vicepresidente deportivo
Infoesports.com se preguntaba en los últimos compases de la temporada 2006-07 por qué no se había cubierto la vicepresidencia deportiva que quedó vacante con la marcha de Rosell. Aún no se había consumado el fracaso en la Liga, la Champions y la Copa, pero se veía venir. Lo veían todos menos Laporta y Txiki, que analizaban la situación a través del teletexto y cómodamente instalados en la autocomplacencia. “Desde que Sandro Rosell presentó su dimisión como directivo del FC Barcelona el 2 de junio de 2005, hay un enorme vacío en la mastondóntica junta azulgrana (17 miembros), porque no existe la figura del vicepresidente deportivo. En estos momentos, la presencia de un vicepresidente deportivo sería esencial para detener la desintegración que vive el vestuario azulgrana. La degeneración que se ha vivido desde la marcha de Rosell es evidente, aunque la inercia que llevaba el equipo permitió finalizar la última temporada con la Liga y la Copa de Europa. La inercia y también la autogestión de un vestuario que se puso a trabajar, todos a una, para conseguir los objetivos deportivos en el ejercicio 2005-06.
Pero este ciclo ha terminado y el vestuario azulgrana va camino de romperse. Existe la sensación de que cada jugador hace su guerra, aunque esta sensación de que todo está acabado la podía haber frenado la figura del vicepresidente deportivo, se diga Sandro Rosell o de otra manera. Seguro que Rosell hubiera llamado a su despacho al primer jugador capaz de hacer unas declaraciones en contra de sus compañeros, o que llega tarde de unas vacaciones, o que no entrena por unas décimas... seguro que todo esto sólo hubiera pasado una vez, pero no tan a menudo con un vicepresidente deportivo ejerciendo su cargo. En el vestuario del Barça ha fallado el principio de autoridad".
El Barça, un cachondeo en la cúpula
Consumado el fracaso de la temporada 2006-07, esa de la que Laporta esperaba siete tìtulos, Rosell responsabilizaba directamente a la junta del desastre en TV3, en una de sus contadas apariciones públicas: “Las cosas no son porque sí. Si abajo ha habido una dejadez, es porque arriba ha habido alguien que no se ha dedicado. El Barça ha sido un cachondeo en la cúpula y eso se ha filtrado hasta abajo". Rosell criticó que no se sancionara a Samuel Eto'o por sus declaraciones en Vilafranca del Penedès. “Como mínimo debían hacerle ver quién es el que manda porque, aunque esté muy bien pagado y sea un empleado de lujo, no deja de ser un empleado del club, y el club no puede dejar que un empleado, sobre todo estos que tienen tanta responsabilidad incluso social, haga lo que ha hecho. No se le ha hecho ver esto. Hay que escenificar incluso. Le deberían haber puesto una sanción porque si no esto es un cachondeo”. El vicepresidente dimitido calificó la temporada con un 4,9 y añadió que lo más grave había sido "el fracaso absoluto que hemos tenido en el fútbol base. Hemos bajado a Tercera división. El juvenil, que es de donde salen los Messi y compañía, ha quedado a 19 puntos del Espanyol. Hemos perdido el espíritu de buscar los mejores jugadores para crearlos, formarlos. Este año ya no podrá pasar porque el segundo equipo ha bajado a Tercera y la diferencia con la Primera es muy grande”. Todo ello era debido según Rosell a "una mala planificación y a que quien (Josep Colomer) estaba a cargo del fútbol base lo pusieron en la calle porque era una persona conocida nuestra. Lo más importante es que hacía un buen trabajo para el club y, desde que se ha marchado, ha sido un desastre el fútbol base".
“Yo hubiera vendido a Ronaldinho”
Rosell sorprendió en el programa El Club con una afirmación rotunda sobre su fichaje estrella: "Hubiera vendido a Ronaldinho después del Mundial (...) Los ciclos de los jugadores de fuera son más cortos que los de casa". Y añadió que "dije que, después del Mundial, se tenía que vender a Ronaldinho y hacer caja. El Barça debe tener una esencia con jugadores formados en casa, catalanes, y alrededor de ellos, fichar a las grandes figuras mundiales. Los de casa tienen más compromiso y más rendimiento, y después traer a aquellos jugadores de fuera que tienen un ciclo más corto. Creo que los grandes jugadores, las estrellas del Barça, deben tener una rotación más alta que las de casa". Sobre las insinuaciones de Joan Laporta acerca de Ronaldinho, afirmando, sin dar nombres, que algunos jugadores tuvieron poco compromiso esta temporada o sugiriendo que la estrella brasileña necesitaba ayuda, creía Rosell que no fueron acertadas: “Seguro que a Ronaldinho no le ha hecho gracia lo que dijo Laporta sobre la falta de compromiso y profesionalidad. Se dice que ha estado más haciendo anuncios que pensando en el club, pero si la cúpula también se ha dedicado a utilizar el Barça para hacer sus historias... Cuando fui vicepresidente nunca bajé al vestuario. Marqué distancia con los jugadores porque si no, acaban siendo colegas y sales con ellos”. ¿Estaría insinuando que algún directivo era de la misma cuerda que Ronaldinho?
El fichaje de Henry
Y sobre la presencia en el vestuario de futbolistas de la talla de Ronaldinho, Eto´o, Messi y Henry, opinó que "creo que hay demasiados gallos en un mismo gallinero. Dependerá de la habilidad del entrenador que haya buena convivencia". Es evidente que Rijkaard no tuvo esa habilidad. Sobre Henry añadió Rosell que “yo no hubiera fichado a Thierry Henry por 24 millones de euros y 4 temporadas. Desde un punto de vista mediático es un gran fichaje porque ha logrado desviar la atención de la mala temporada que ha hecho el club. Ahora estamos hablando de Henry y no de la situación del club, por ejemplo. Henry es uno de los grandes jugadores mundiales y crea una expectativa que esperamos que cumpla, esperemos que se haya hecho la revisión médica y siga siendo el gran jugador que ha sido en el Arsenal. Desde el punto de vista económico, se debe dar un tirón de orejas a quien negoció el contrato porque se ha pagado mucho por un jugador de 30 años, y hacer un contrato por un jugador de 30 años por 24 millones y por 4 años no es correcto. Por menos y por dos años, si pasa la revisión, una revisión médica profunda, sí". Rosell ponía especial énfasis en el tema de la revisión médica. El tiempo confirmó que sus recelos estaban más que justificados.
MAÑANA, PRÓXIMO CAPÍTULO
Sandro Rosell, el vicepresidente (VIII)
Fermí Puig salta al ruedo /Demasiado pronto para hacer ruido / Al fin le buscan un sustituto a Rosell / Nervios en los despachos / Rosell y la moción/ Recuperar a Ronaldinho/ Carta de Rosell a los socios / Apoyo a la moción / ¿Por qué se presenta? / Las prebendas / Por fin una alternativa / Según Laporta “no estamos en campaña” / Negociaciones que matan
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