Si existe justicia en el fútbol español y el comité de Competición es algo más que un organismo pensado para favorecer al Real Madrid y perjudicar al Barça, el peso de la ley tiene que caer sobre Michel, no sólo por su expulsión, sino por cómo la encajó. A Tito Vilanova le expulsaron en Pamplona por decirle al cuarto árbitro que Busquets había sido objeto de falta. El árbitro le expulsó y Tito enfiló el camino del foso sin rechistar.
Mateu Lahoz ha expulsado esta noche a Michel, pero éste, en lugar de aceptar la decisión del árbitro, se ha encarado con él y le ha estado sermoneando durante casi un minuto dentro del campo para soliviantar los ánimos del público. Sería una injusticia aberrante que el Comité de Competición no castigara con mayor severidad a Michel que a Tito Vilanova. Porque las infracciones de cada uno revisten una gravedad bien diferente. Sin embargo, poco puede esperarse de un Comité que no se atreve con Mourinho y que le permite decir y hacer lo que le viene en gana, en los banquillos, salas de prensa y parkings, sin que nadie se atreva a pararle los pies.
Estaremos atentos a la confirmación de que, como diría Mourinho: "hay un reglamento para el Barcelona y otros para los demás".