Carles Puyol decidió operarse de la rodilla en la noche del viernes sin consensuar antes la decisión con el club. El capitán consideró que era lo mejor que podía hacer por el bien del equipo: operarse cuanto antes para superar las molestias que le perseguían en la rodilla desde hacía meses y para llegar a los partidos decisivos de la temporada, incluida la Copa Confederaciones que disputará la selección española en Brasil del 16 al 30 de junio.
Puyol no ha querido que le sucediera como en la temporada pasada, cuando no sólo se perdió la Eurocopa de selecciones sino que se tuvo que pasar todo el verano realizando ejercicios de recuperación. Carles pensó que la mejor manera de servir al equipo es aprovechar estas semanas de impasse en las que, con la Liga ganada y un rival asequible en Champions, su ausencia puede pasar desapercibida, para volver como un toro en el sprint final y decisivo de la temporada. De hecho, él mismo estaba anímicamente bajo porque no estaba satisfecho con su propio rendimiento, especialmente por su error ante el Real Madrid en el Camp Nou que supuso un gol de los blancos. Puyol ha pensado que sólo estando al cien por cien puede serle de utilidad al equipo y decidió operarse por sorpresa.
El dato es ilustrativo. Del Bosque se enteró de los primeros. Detrás de la operación de Puyol se esconde su deseo de jugar la Copa Confederación de Brasil consciente de que, por edad, existe la posibilidad de que no llegue al Mundial de 2014.