El PSG parece que tiene clara su misión para este mercado: declarar la guerra a Barcelona y Madrid. El club francés ha sido el protagonista de muchas especulaciones sobre fichajes millonarios y ventas frustradas relacionadas con los dos clubes. Por un lado, por todos es conocido el affair con Verratti, a quien el presidente del club no ha dejado salir de Paris bajo ningún concepto. Ni las palabras del jugador pidiendo marchar han sido suficientes. Por otro lado, ficha a Alves, un viejo conocido del Barcelona que ya tenía medio apalabrado su trapaso por el Manchester City.
Pero ahí no queda la cosa, sino que al Madrid le robó en su día también a Di Maria y este año va en camino de robarle uno de los fichajes más esperados por el club blanco: Mbappé. Todo ello con un único fin. Reducir al máximo posible el potencial de los dos grandes clubes españoles y claros dominadores en Europa. La ides es jugar a dos bandas para perjudicar a ambos aprovechandose de las cantidades ingentes de dinero que puede pagar el jeque del PSG. Lo que tiene que tener claro el club parisino es que los nombres y el dinero no aseguro los títulos.