Paulinho hizo un encuentro formidable ayer contra el Eibar. De hecho, uno de los goles del equipo en la victoria por 6-1 fue obra suya, un auténtico golazo de remate de cabeza que suponía el segundo gol de los de Valverde.
Con esa actuación en su feudo, ante su afición, Paulinho empezó a demostrar porqué el Barça se había fijado en él. Es cierto que su precio fue bastante elevado (40 millones de euros) para tratarse de un futbolista prácticamente desconocido y que además jugaba en la liga china, pero se ha de afirmar que la gestión deportiva en lo que respecta a su fichaje, parece haber sido un éxito.
El brasileño está desatado de cara al gol. Dos tantos en tres días así lo certifican, y la afición blaugrana empieza a sentir que Paulinho ya está dando sus frutos, y ayer se lo mostraron con una gran ovación. El futbolista se siente querido pese a todo lo que rodeó su fichaje y eso le está dando la confianza necesaria para cerrar todos aquellos gritos en contra de su fichaje que hacían presagiar una debacle del Barça.
Paulinho es uno de esos centrocampistas a los que le gusta llegar. A los que le gusta el gol. El sábado ya lo demostró en Getafe cuando hizo el gol de la victoria, llegando desde atrás para recibir el pase de Messi y hacer el 1-2 que le daba los tres puntos a su equipo en una fantástica maniobra dentro del área.
El de ayer, con la cabeza, también suponía un punto de inflexión en el encuentro, ya que se estaba acercando el descanso, y su equipo solo lograba vencer por un gol. Tras su tanto, el Barça endosó cuatro más a un Eibar que se vio desmoralizado por el gol del brasileño.