El Barça somete al Betis con un pressing asfixiante, un juego coral disciplinado y un Messi que no es de este mundo.
Por Sevilla ha pasado el campeón, el mejor equipo que se recuerda en la Liga española, un equipo que humilla a todos los que le salen al paso y los convierte en comparsas. Tras el primer partido de la segunda vuelta ya le saca once puntos al segundo, catorce al tercero y diecinueve al cuarto. Todos peleles que van cayendo uno detrás de otro ante el rodillo del equipo de Valverde. Hoy le ha tocado al Betis. Ha intentado jugarle de tú al Barça en la primera parte y lo ha pagado en la segunda con una manita. Nadie puede con este Barça. Es de otra galaxia.
El Betis de Quique Setién comparte filosofía futbolística con el FC Barcelona, toque y control del balón, evitando el patadón y el pase largo. Durante la primera mitad los dos dos equipos se han enzarzado en una lucha sin cuartel en una zona de 20 metros en el centro del campo en donde la posesión iba de uno a otro lado. El Barça se vio sorprendido por la presión muy arriba del Betis y tuvo problemas para sacar el balón controlado hacia delante.
El Betis plantó cara y le jugó de tú al Barça, aunque acabó pagando el esfuerzo físico en la primera mitad, y el Barça, que iba de menos a más, acabó haciéndose finalmente con el control del partido y encontrando las vías para llegar a la portería de Adán en el desborde entre líneas, en donde Messi y Sergi Roberto, utilizando a Luis Suárez como pivote, hacían mucho daño. Sergi Roberto tuvo el gol en sus botas en el minuto 25, Adán le paró a Rakitic un disparo lejano en el 26, una combinación Suárez-Messi acabó en el lateral de la red...
El Barça avisaba y empezaba a sentirse cómodo en el partido cuando en el minuto 38 se produjo la inesperada lesión de Vermaelen, una rotura fibrilar que le impidió seguir en el campo y que sembró el desconcierto entre sus compañeros. Umtiti tuvo que reaparecer de forma precipitada, sin apenas calentar, con los riesgos que eso conlleva, y el Barcelona tuvo que asimilar la situación permitiendo alguna llegada del Betis, que trató de aprovechar su momento.
Pero no lo aprovechó, y en la segunda mitad todo cambió. El Barça se dejó de contemplaciones y salió a resolver el partido con una presión sencillamente brutal que asfixió al Betis. Apareció el poderío físico de un Barça que es técnicamente superior a los demás, pero que también arrolla a sus rivales en el terreno físico. El Barça ha mostrado un juego coral que rozaba la excelencia y, además, tiene a Messi, que hoy ha marcado dos goles, ha dado asistencias y ha hecho magia con jugadas imposibles antes las que se ha rendido el público del Betis, que acudió al campo dispuesto a silbarle y ha acabado aplaudiéndole ante el recital de jugadas magistrales que ha regalado a quienes han pagado la entrada para verle.
Messi no será The Best, ni el Balón de Oro. Esas cosas son para Cristiano Ronaldo, que resulta mejor ante la cámara incluso sangrando, pero Messi está a otro nivel. Simplemente porque convierte lo imposible en fácil. Lo suyo no es empujar el balón a la red, lo suyo es inventar, crear sobre la nada. Y hoy se le ha ido la mano y el Betis lo ha pagado.
Pero Messi no ha estado solo. Hoy ha contado con la colaboración de un Luis Suárez, que ha jugado posiblemente su mejor partido como blaugrana. Y no por los dos goles que ha logrado, ni por la asistencia de gol a Rakitic en el primero, sino por el trabajo oscuro que ha hecho durante los 90 minutos, por su capacidad de desmarque para crear espacios y por su batalla constante en la lucha por recuperar el balón. Un partido de chapeau para todos.
En apenas diez minutos el Barça le ha atizado tres goles al Betis. Del 58 al 68. El primero de Rakitic (el sevillista) a pase de un Luis Suárez que le ha dejado solo ante Adán. En el segundo, cinco minutos más tarde, fue Busquets quien vio a Messi para dejarle solo ante el portero. Y otros cinco minutos más tarde un jugadón de Messi acaba en Rakitic, que centra para que Suárez remate de volea un golazo de los suyos. Visto para sentencia. Pero el Barça quería más, no era suficiente. La presión blaugrana se hizo agobiante y el Betis se vino abajo físicamente mientras el Barça se crecía con un Messi motivadísimo y con ganas de disfrutar a costa de un Betis que no sabía por dónde le venía.
En el 79 una jugada individual de Messi sorteando a cuantos le salían la paso significó el 0-4, que redondeó Luis Suárez en el 89 culminando otro jugadón de Messi. Como un sueño, pero de verdad. No era un partido de playstation. Era la auténtica realidad de este Barça que se aburre jugando la Liga española.
Por si quedaba alguna duda, el Barça se ha encargado hoy de disiparlas. Esta Liga ya tiene dueño. El paseo del Barça por Sevilla convertido en festival es un aviso a navegantes. Que no pierdan el tiempo y mejor que concentren sus fuerzas en supercopas y mundialitos y torneos varios de un día. La Liga, la competición que más valora Zidane,la de los 28 partidos, la de los nueve meses, tiene a un líder que está 19 puntos por delante del Real Madrid. Y todavía queda medio campeonato. El final puede ser sencillamente escandaloso.
Y el Balón de Oro, para Cristiano Ronaldo, por supuesto. Salta más.
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