Burgos Bengoetxea no se atrevió a aplicar el reglamento y enseñar tarjeta amarilla a Messi en Valladolid.
La imagen es para que se le caiga la cara de vergüenza a la clase arbitral, especialmente porque no se trata de un caso aislado. Messi es reincidente en la infracción de jugar a fútbol con las manos con la clara intención de engañar al árbitro. Tiene bula.
Lo vimos todos en Valladolid. Messi intentó hacerse con un balón valiéndose de la mano, una acción que el reglamento especifica que debe ser castigada con tarjeta amarilla, porque no se trató de una jugada fortuita sino de un claro intento de engaño al árbitro, como ya ha hecho otras veces Messi, siempre sin castigo.
Lo escandaloso del caso es que Burgos Bengoetxea vio la infracción y señaló falta contra el Barça, pero se arrugó y no se atrevió a impartir justicia aplicando el reglamento y enseñándole al jugador tramposo culé la correspondiente tarjeta. Cada vez parece más claro que que los árbitros no se atreven con Messi, al que ahora deberán proteger mucho más tras la marcha de Cristiano Ronaldo. Hay que vender la Liga en Estados Unidos y conviene tener al ex número uno mundial contento.
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