El Barça le endosó una 'manita' al Real Madrid y le dio la puntilla definitiva al despido de Julen Lopetegui.
Todo comenzó realmente bien para el FC Barcelona. En todo momento dio sensación de seguridad, manteniendo el esférico con suma facilidad y tocando con tranquilidad en su propio campo o en el del Real Madrid. En caso de perder el balón, sin dudarlo: presión rápida para intentar recuperarlo. Y lo conseguía. El club blanco no estaba sabiendo qué hacer sobre el césped del Camp Nou, y eso lo aprovechó el azulgrana.
El primer gol de la tarde llegó gracias a una internada de Jordi Alba por la banda izquierda, aprovechando que Gareth Bale no bajó a defenderle y que Nacho, que actuó de lateral derecho, estaba más centrado en marcar a Coutinho que en cubrir la banda. El lateral no se lo pensó en correr la banda y en dársela al extremo brasileño, que se desmarcó por dentro del área merengue y marcó a placer, demostrando que está capacitado para ser uno de los líderes del Barcelona.
Calma total. El Barça estaba siendo increíblemente superior en el campo, mientras que el Real Madrid no llegaba a la portería y las únicas acciones de peligro que conseguía trasladar a la portería de Ter Stegen eran a partir de disparos desde fuera del área, como si se tratase de Bonano y pudiera cometer un error grave. El conjunto culé no temió en ningún momento por el resultado, aprovechando una superioridad notable en el centro del campo y un gran trabajo de los tres delanteros a la hora de crear, atacar y defender.
En el minuto 30 es cuando llegó el momento para hacer historia. Sánchez Martínez consultó por primera vez en la historia de los Clásicos el VAR y terminó decidiendo que existía un claro penalti de Varane sobre Luis Suárez. El charrúa cogió rápidamente el esférico y lo convirtió en el segundo tanto de la tarde, un gol que se lo dedicó a ‘Lauti’, su hijo recién nacido. Los catalanes siguieron intentándolo, hasta que llegó el momento del tiempo de descanso.
Julen Lopetegui tenía el agua al cuello. Lo sabía y movió el banquillo. Varane se marchó al descanso por unas molestias y en su lugar entró Lucas Vázquez. Esto lo cambió todo. El Real Madrid pasó del 4-4-2 al 3-5-2 y comenzó a dominar el partido. Marcelo recortó distancias en el minuto 50, pero de poco le terminaría sirviendo al club blanco porque el Barcelona no se dejó remontar y terminó goleando a placer.
Sufriendo. En el 75’ Luis Suárez amplió la ventaja al recibir una excelente asistencia de Sergi Roberto. El charrúa remató de cabeza un gran centro corto del lateral catalán para poner el esférico a un lugar donde no pudo llegar Courtois. Un poco más tarde, el ariete uruguayo completó su particular hat-trick gracias a otra asistencia del de Reus. Pero esto no quedó únicamente aquí.
El recién entrado Arturo Vidal hizo subir la manita al marcador en los instantes finales del encuentro, con el Real Madrid completamente muerto y sin opciones de hacer nada. El chileno aprovechó una gran jugada personal de Dembélé para enviar el esférico al fondo de las mallas y cerrar una goleada de escándalo.
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