Piqué está convencido de que tiene a la directiva como rehén desde que le trajo el patrocinio de Rakuten y cree que el club debe girar en torno a su persona y conseguir los caprichos que se proponga.
El FC Barcelona ha vivido horas muy convulsas estos últimos días. Gerard Piqué se ha puesto gallito y han temblado los cimientos del Camp Nou. Bartomeu ha llamado al central al orden y para esta tarde estaba prevista una reunión en la cumbre para que el gallinero no se alborote más de lo que ya está.
Entre la directiva del FC Barcelona empieza a extenderse el hartazgo hacia Gerard Piqué, quien desde que proporcionó a la directiva el sponsor, Rakuten, que ella no supo encontrar, se ha ido subiendo a las barbas de quienes deben empuñar el timón hasta el punto de creerse por encima del presidente.
Piqué no cobró ninguna comisión por traerle Rakuten a Bartomeu -podía haberlo hecho-, pero desde ese día tiene a la directiva como rehén. Hasta ese momento ni siquiera sus compañeros le elegían para ser capitán. Ahora lo de la capitanía ya se le queda pequeño. Lo que de verdad quiere es ser el presidente. Ya ha anunciado que se presentará para el cargo una vez retirado y desde la junta le recuerdan que si quiere ser presidente, que se presente a las elecciones de 2021. Hasta entonces, si quiere seguir siendo futbolista, que se limite a ocuparse de lo que sucede en el campo. Y si sus negocios no le permiten jugar a fútbol, que abandone y se presente a las elecciones.
Ese es el problema de Piqué. No es un futbolista millonario. Es un millonario que juega a fútbol. La vida le sonríe y no le tiene miedo a nada. Dice lo que piensa y no piensa lo que dice. Y así le va, generando incendios en donde no los hay.
A un periodista de prestigio, Xavi Bosch, se le ocurrió retratar con pelos y señales en Mundo Deportivo a los futbolistas del FC Barcelona y la progresión que les ha llevado a asaltar el puesto de mando en el FC Barcelona imponiendo sus caprichos a la junta directiva. Verdades como puños, todo verificado, nada inventado. Y eso a Piqué no le ha gustado. Erigiéndose en portavoz de una plantilla que no se siente representada por su carácter imprevisible, le ha lanzado un órdago a la directiva viendo gigantes en donde sólo hay molinos. (Este es el artículo de Xavi Bosch que ha puesto de los nervios a Piqué)
Y ha aprovechado para ejercer de abogado defensor de sus compañeros cuando en realidad sólo habla por él. Le ha molestado que se sepa que él personalmente frenó la llegada primero de Íñigo Martínez y después de De Ligt para no iniciar la recta final de su carrera en el banquillo. No le ha gustado que se sepa que las vacas sagradas de la plantilla, entre las que él se encuentra, quisieron evitar el fichaje de Griezmann y presionaron para que llegara Neymar. Y ahora se sienten decepcionados. Porque ha salido todo. Desde la influencia de la plantilla en la elección del sustituto de Tito Vilanova hasta las tensiones que se vivieron dentro del vestuario con Luis Enrique de entrenador.
Xavi Bosch ha desvelado que han sido los jugadores quienes se han cargado a Pep Segura al frente del fútbol en el club mientras que han forzado el regreso con calzador de Eric Abidal, un tipo que está demostrando su inutilidad desde el mismo momento en que llegó a un cargo para el que no tiene ninguna preparación. También han salido a la luz los chantajes económicos de la plantilla a la directiva, así como los caprichos de los jugadores en el momento de operarse, siempre de acuerdo con sus intereses y nunca con los del club.
Y han quedado retratados los jugadores cuando se ha sabido que ellos mismos han filtrado los retrasos de Dembélé a los entrenamientos porque el francés no es de la cuerda de las vacas sagradas, que insisten que el que debe estar ahí es Neymar.
Demasiados reproches juntos. Y Piqué, que se cree con derecho de pernada porque le ha proporcionado a los directivos "inútiles" el sponsor que ellos no supieron encontrar, garantizándole al club unos ingresos anuales de 55 millones que pueden pasar de 60 si el equipo consigue la Champions League, no puede entender que el mundo mundial no se rinda a sus pies. Y cuando ve, escucha o lee algo que no le gusta, ve detrás la mano de la directiva, convencido de que el artículo de Xavi Bosch lo escribió el propio Bartomeu, con puntos y comas. De tan listo que es a veces se comporta como un cretino. Qué poco conoce la profesión periodística. Y que mal ha calculado la trascendencia de su rabieta. Se ha dado por aludido. Por algo será.
Pero su problema es que está acostumbrado al silencio cuando le sorprenden en un renuncio. Y salta, como saltó ante el guardia por ponerle una multa de aparcamiento sin saber quién era él. Es así. Lo que a él le gusta es que le rían las gracias. Incluso cuando se queja públicamente de mala planificación de la pretemporada por el exceso de viajes y la falta de entrenamientos. Y lo dice él, que ha sido el que más ha viajado y el que menos ha entrenado porque sus obligaciones profesionales extrafutbolísticas así lo han exigido. Y Valverde, cabreado, ha callado. El que no calla es él. Es el menos indicado para tirar la primera piedra, pero la tira.
Con lo que a él le cuesta conseguir que sus business le respeten su horario laboral... Ahora dice que los jugadores no buscan pelea y que hay que ir con cuidado no se vaya a hacer daño alguien. Y lo dice quien busca la pelea camorrera constantemente entre risa y risa.
El Colegio de Periodistas le ha llamado al orden, le reclama más respeto para los profesionales y ha dejado con el culo al aire al mismo que es tan aficionado a reclamar la libertad de expresión (cuando le interesa): “Desacreditarnos porque no gusta aquello de lo que informamos tiene un sesgo poco democrático y poco ligado a la libertad de expresión y la libertad de prensa”.
Piqué se ha metido en una guerra Sport-Mundo Deportivo de la que va a salir escaldado. El primer paso lo dio Leo Messi concediendo una entrevista en exclusiva a Sport. El segundo Piqué lanzando una diatriba contra Mundo Deportivo. Se trata de premiar al más dócil y de castigar al más severo. Para que aprenda.
En Sport no han perdido el tiempo y su director Ernest Folch, ha aprovechado la coyuntura para lanzarse sobre la presa como si se tratara de carroña: "¿Por qué se dispara a los jugadores? Cómo se les ve el plumero a algunos. No es de recibo acusar sin pruebas a los jugadores de hechos tan graves ni es justo insinuar que se escribe por encargo, aunque no se concrete quién ni cómo". Santi Nolla , por su parte, responde en Mundo Deportivo: "El Barça lo ganó todo este fin de semana. Seguro que las redes sociales están repletas de felicitaciones al club por un fin de semana tan exitoso. Una pena que la Directiva se haya enterado por MD del éxito, en lugar de filtrarlo".
Los periódicos, en guerra, como siempre, y Piqué tomando partido. Por el más palmero, por supuesto.
Lo que deja claro todo esto es que cuando el Piqué futbolista deje paso al Piqué candidato a la presidencia del Barça, el barcelonismo tendrá una cosa muy clara: podrá volver a votar a Joan Gaspart reencarnado en Piqué. Ideal para provocar incendios y que vengan otros a apagarlos. Mientras tanto, Piqué seguirá siendo un millonario hiperocupado que entre otras cosas juega a fútbol. Y cuando el paso de los años le dirija al declive y le arrincone en el vestuario, la culpa será del presidente. Seguro.
Pero lo que no dejará de hacer hasta el día de su retirada es intentar mandar en el club. ¿Por qué será que sus compañeros nunca le han elegido como capitán? ¿Por qué? ¿Por qué?
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