Quique Setién quiere empezar con buen pie su andadura al frente del FC Barcelona, dado que sus primeros partidos en los equipos a los que ha dirigido no han salido nunca bien. El técnico cántabro está obsesionado por ganarse el aprecio de sus nuevos jugadores y va por buen camino. Ayer se los llevó a cenar al Via Veneto, uno de los más lujosos y caros de Barcelona.
Sólo faltó el lesionado Luis Suárez, convaleciente de su operación, y Dembélé, que se encuentra en Doha culminando una recuperación que debe llevarle a la reparición en dos semanas. El que sí estuvo es Riqui Puig, la joven promesa de la cantera en quien Setién tiene depositadas grandes esperanzas.
El ambiente fue de gran camaradería y buen humor. Hubo intercambio de preguntas entre el técnico y los jugadores para conocerse mejor. Setién volvió a insistir en la admiración que siempre ha sentido por ellos como rival o como simple espectador. Setién aprovechó para explicar diversas anécdotas de su época de jugador y también como entrenador que hicieron las delicias de los jugadores barcelonistas.
Coincidió en ensalzar a Ernesto Valverde, un técnico al que admira y les recordó a todos que el equipo marcha líder en La Liga y que en la Champions acabó la fase de grupos también en primera posición y sin conocer la derrota.
En un momento de la cena Setién alzó la copa para brindar por el triplete que entre todos se han propuesto conseguir a base de trabajo y mucho esfuerzo. Setién no quiere más Romas ni Anfields y se ha propuesto acabar la temporada siguiendo los pasos de Pep Guardiola y Luis Enrique, aportando el tercer triplete a la historia del club.