Dembélé puede conseguir que Xavi dimita y deje plantado a Laporta

La relación de Laporta y Xavi vive su momento más tenso. El técnico no está dispuesto a aceptar la imposición presidencial de prescindir de Dembélé para lo que resta de temporada.

El caso de Ousmane Dembélé se asemeja mucho al de una manzana podrida que va deteriorando todo lo que toca. Su empecinamiento a seguir en el Barça hasta el 30 de junio está a punto de provocar una crisis en el club de magnitudes incalculables.

Hoy le han preguntado a Joan Laporta en la presentación de Adama Traoré por su amenaza de que Dembélé no volverá a vestir la camiseta del Barça. El presidente es de esa opinión. Y ver a Dembélé en el once titular del Barça le revolvería las tripas. Laporta confia en Xavi Hernández como hombre de club, pero Xavi no está dispuesto a ceder en un asunto tan importante cuando su carrera como entrenador no ha hecho más que empezar.

"Xavi sabe con qué jugadores puede contar"

"Si juega Dembélé lo decidirá el entrenador -ha dicho Laporta pensándoselo mucho la respuesta-, es una decisión de él y respetaremos su decisión". Pero ha añadido: "lo que sí pienso es que el entrenador está trabajando para esta temporada, para el presente inmediato, pero también parala próxima temporada, y un jugador que no ha querido renovar y seguramente no lo tendremos la próxima temporada, porque debe haber otro club que se ha puesto de acuerdo con él, es más difícil que juegue, porque estamos reconstruyendo un equipo y el entrenador sabe con los que puede contar este año y el que viene". 

Laporta no quiere que Dembélé vuelva a jugar en el Barça y Xavi considera que es el mejor futbolista del mundo en su posición. Y no tiene intención de renunciar a su juego cuando desde el club se le están exigiendo resultados de forma inmediata. Cedió en las dos últimas convocatorias con la esperanza de que el jugador viera la luz y aceptara la renovación o su salida del club. Pero estamos igual y ahora Xavi tiene que decidir.

No hay 'feeling' entre Xavi y Laporta

Xavi y Laporta nunca han tenido una buena sintonía personal. De hecho en las últimas elecciones Xavi navegaba en la candidatura de principal adversario de Joan Laporta, Víctor Font, y sólo aceptó mantenerse neutral al final de la campaña, cuando los sondeos daban ganador a Joan Laporta, al que dio su apoyo, pero con la boca pequeña.

Finalmente aceptó la oferta de Laporta para poner en marcha la reconstrucción del Barça, el sueño de su vida. Pero el peaje a pagar le está resultado más pesado de lo previsto y ahora el técnico vive en un mar de dudas. No se encuentra respaldado por el presidente.

Desde que Xavi está en el Barça ha podido comprobar que, al margen de la crisis económica, el club no funciona como debería hacerlo y los desencuentros con Xavi han sido constantes.

Xavi ya ha pensado en la dimisión

Desde los despachos no se solucionan los problemas, sino que se agravan, como ha sucedido con Dembélé. Y tampoco le han traído a los jugadores que ha pedido. Le exigen resultados a corto plazo y a la vez le imponen los caprichos del presidente, que no quiere ver al jugador francés con la camiseta del Barça ni en pintura.

Y Xavi Hernández está muy harto de la situación. Tanto, que ya se le ha pasado por la cabeza la posibilidad de dimitir para que venga otro más moldeable por el presidente para cumplir sus órdenes. Él esta empezando y no puede aceptar imposiciones que pueden dejarle marcado de por vida. Johan Cruyff, el faro de Laporta y Xavi, no admitiría bajo ningún concepto que el presidente le impusiera o prohibiera la alineación de un jugador.

Laporta hoy ha dejado muy claro que la decisión la tiene el entrenador, pero recordándole que es un hombre de club y que no ignora cuáles son los intereses del club. La presión sobre Xavi no puede ser más fuerte. Y el vestuario está expectante calibrando el auténtico poder de su entrenador dentro del club y su capacidad para mantener un pulso con el presidente sin pestañear.

La situación es ahora mismo muy tensa entre el presidente y el entrenador. Laporta ha perdido capacidad de seducción y no parece que haya conseguido "enamorar" a su entrenador, que está dispuesto a renunciar a su cargo antes que plegarse a los caprichos del presidente que van en contra de sus principios. Y son esos principios los que le llevaron a prometer a Dembélé que no le apartaría nunca del equipo.

 

 

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